jueves, septiembre 25, 2003

Apenas el tiempo justo para una despedida,
un tímido instante de honda proximidad
acompasadamente sentido por sus cuerpos
agotados en una larga noche sin tregua ni sueño.

La luz del sol, avanzando sobre las despeinadas sábanas,
enmarca y define la terminación de su tiempo.

El adiós es más que una certeza,
pueden tocarlo el uno al otro
en las abiertas yemas de sus dedos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario