viernes, junio 11, 2004

Para el buen entendedor, pocas palabras son necesarias...

"Todos tus días y todas tus noches te roban un pedazo de vida.
¿Por qué te aventuras en el abismo sin fin de la pena?
Confíate al destino porque para ti
Lo que trazó el pincel permanece indeleble.

Amigo: ¿De qué te sirve preocuparte con el origen del ser?
¿Por qué maceras tu alma con pensamientos ociosos?
Vive feliz. Pasa tu tiempo alegremente.
No te han pedido tu opinión para construir lo que existe.

Líbrate a la alegría porque la pena es inmensa.
Las estrellas volverán a citarse en sus lugares de siempre
Y los ladrillos que cocerán con tu cuerpo
Servirán para edificar el hogar de otros hombres"
(Omar Jayyam. Ruba-i-yyat, extracto)

Estoy seguro de que mi cuerpo servirá para edificar una casa junto al mar.
Estoy seguro de que su refrescante espuma anegará las venas de sus habitantes.
Y en mi olvido beberán las fuentes de otras memorias nada eternas.

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