lunes, agosto 02, 2004

Médicos, psiquiatras, psicólogos, sociólogos... Todos contándonos lo mal que nos cuidamos, que nos alimentamos. Constantemente aconsejándonos pequeños trucos para llevar una vida mejor. Enfrentándonos siempre a nuestra mala dieta, a nuestras insatisfacciones, a nuestra mala salud en potencia.

Y también los ministerios de segunda fila retomando esos discuros para procurarnos campañas y políticas de concienciación: haced más deporte, sí a la dieta mediterránea.

Constantemente intentando cuadrar el precario círculo de nuestro bienestar desde la mentira. Olvidando aspectos más infraestructurales como la precariedad laboral y los salarios bajos (que quizá sea lo que realmente mate de forma directa o indirecta), pero, claro, pagar más por trabajar menos horas (que nos haría sentir a todos mucho mejor) ni se contempla.

Mal pagados, trabajando de sol a sol y dentro de mercados de trabajo cada vez más precarizados, pero éso sí: intentando dejar de fumar, evitando las grasas no saturadas en la dieta, buscando el tiempo suficiente como para realizar una actividad deportiva saludable, reduciendo el stress.

El horror por el bien de nuestra salud.

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