viernes, julio 22, 2005

RELIGION

En todos los argumentos en favor de una vida más allá de la muerte pienso que subyace el egoísta (y entendible) interés personal de la permanencia. Después de todo, nuestra obligación como animales racionales que somos es mantenernos vivos en el mundo el mayor tiempo posible.
En este sentido no nos diferenciamos en nada del resto de compañeros en la línea evolutiva. La única novedad que ofrecemos es que nuestra capacidad racional y nuestra conciencia nos permiten proyectar esa supervivencia incluso más allá de nuestra propia muerte.
No nos hemos tomado la molestia de construir un yo durante un número determinado de años para que luego éste se desvanezca en la nada.
De alguna forma sobreviviremos.
Tiene que haber algo. Nadie puede desperdiciarse de esa forma, pero en realidad ninguna razón o argumento nos impide descartar por completo lo contrario.
¿Y por qué no desaparecer?
¿Hay alguna evidencia en contra?
Sólo nuestro legítimo deseo animal de permanecer a cualquier precio sobre la tierra se opone.

Me interesa la gente que cree, incluso la respeto siempre y cuando me respeten a mi.
Creo que les comprendo.

Se lo montan mejor que yo.

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