martes, mayo 16, 2006

Escandalizarse es un síntoma claro de falta de fe.

Siempre lo he pensado y lo sigo pensando ahora que unos cuantos respetables payasos se escanzalizan con un producto (que no obra literaria ni cinematográfica) llamado "El código da Vinci".

Cuando era niño, los curas con los que estudiaba hablaban de la fe del carbonero. Un concepto interesante: La fe asumida como argumento de autoridad. Uno cree en lo que debe creer y haciéndolo cumple.
No se piensa si esa creencia es correcta o va con uno. Simplemente se asume porque es lo que hay que hacer. The right thing. La media aritmética trasladada a la moral y las costumbres.

El uno mismo no existe.
En su lugar existe el "soy lo que se espera de mi que sea dado el lugar que ocupo en el mundo"

Las filas de los escanzalizados, de los que persiguen y estigmatizan, se nutren en su mayoría de estos funcionarios de la religión y de la vida.

El miedo les impulsa.
La incertidumbre abierta por la existencia de un otro, con algún otro punto de vista diferente, por muy absurdo que sea, les aterra. Después de todo les aboca a un profundo e insondable abismo, el que se esconde tras de ellos mismos y su existencia ordenancista.

Cualquier cosa es preferible al cuestionamiento público y privado de la propia creencia.

El abandonado trabajo de ser uno mismo duele cada vez que palpita.

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