miércoles, julio 05, 2006

Inspira profundamente todo el aire que puede,
enseguida lo expulsa.

Se escucha los látidos pausados de su corazón.

Está incuestionablemente vivo.

A su manera,
a su estilo,
pero tan vivo como cualquiera pueda estarlo.
No necesita que nadie le extienda un certificado.

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