domingo, agosto 27, 2006

DESCARTES

Sobre las espaldas de Descartes (y de muchos otros contemporáneos - Bacon o Galileo- y posteriores) descansa el origen del pensamiento occidental moderna. Esa racionalidad científico técnica que nos ha permitido a los humanos aumentar exponencialmente nuestor poder y saber sobre la Naturaleza con la finalidad de mejorar nuestra vida y condición.

La noche del 10 de noviembre de 1619 Descartes tuvo tres sueños sucesivos que interpretó como un mensaje del cielo para consagrarse a su misión filosófica y asi hizo. Su principal objetivo fue averiguar aquellos elementos que convierten al conocimiento en verdadero, para -y a partir de allí- ir más allá.

La lucha de Descartes es contra el error. La principal razón de ser de su investigación es buscar la mejor forma de mejorar la vida de todos con la ayuda de un conocimiento auténtico y para ello crea su famoso método.
Descartes considera que es conveniente seguir de forma metódica esa investigación, entre otras cosas porque cuando uno está extraviado parece preferible seguir una dirección fija (una regla), mientras no haya buenas razones para variarla.

Aunque parezca increible, el edificio cartesiano tiene una necesidad absoluta de la existencia de Dios como principal garante de la ausencia de error en los productos del sujeto dudante o pensante.
"No puedo dudar de tener tal pensamiento, tal imagen mental en el momento en el que los tengo, es decir, cuando se me aparecen. Pero esta evidencia de la apariencia no garantiza quee stos pensamientos o representaciones sean adecuados o verdaderos. No puedo dudar de ellos como pensamientos, pero los pensamientos pueden ser más fácilmente quimeras que representaciones de lo real"
(Historia de la filosofía, Del renacimeinto a la postmodernidad. Gilbert Hottois)

Hay un punto débil, de fuga hacia lo irracional, en la cristalina arquitectura cartesiana. Si el propósito de Descartes es dotarnos de una herramienta que nos permita conocer y apropiarnos de lo real de la manera más eficaz posible para así mejorar nuestra vida, la adecuación de las conclusiones de ese sujeto pensante a la realidad que piensa para dominarla y apropiársela es un concepto clave.
Y Descartes lo resuelve con una irracionalidad: considerar la existencia de Dios como algo incuestionable recurriendo a una serie de juegos aristotélicos de prestigitación:

- La idea de Dios, de un ser infinito y perfecto, no puede ser el producto de un pensamiento humano e imperfecto. La idea de Dios sólo puede provenir de Dios mismo.
- La idea de un ser absolutamente perfecto implica su existencia pues en caso de no existir estes er absolutamente perfecto padecería de una imperfección que lo invalidara.

Cualquier cosa menos la incertidumbre.
La existencia de Dios proporciona el fundamento:

- Un Dios perfecto no puede engañar: ha de ser forzosamente veraz y verídico. No puede haber creado el entendimiento humano sin dotarle de un contenido y una forma de funcionamiento válidos... Si utilizo corectamente la razón, no puedo engañarme.

La evidencia está garantizada por Dios.
"La ciencia verdadera de este mundo es posible y está asegurada: será geométrica y mecánica, físico-matemática, producida por el buen uso metódico de la razón y garantizadapor la veracidad divina"
(Historia de la filosofía, Del renacimeinto a la postmodernidad. Gilbert Hottois)

El delirio es imposible si seguimos las reglas del método.
La certeza de que no estamos equivocados en nuestros planteamientos, de que nuestro afán no es un delirio descansa en uan incertidumbre convertida en verdad por necesidad.
En lo más alto, él, su fantasma o los dos a la vez velan por nosotros y nuestra certidumbre en el interminable proyecto de apoderarnos del mundo.

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