martes, agosto 15, 2006

EL HOMBRE DEL TIEMPO

Siempre que veo a Nicolas Cage tengo la impresión de que va a echarse a llorar en cualquier momento. Me pone un poco nervioso esa sensación de fragilidad emocional que transmite, una fragilidad que hace que le vayan como anillo al dedo los papeles de hombres en crisis, en constante contradicción consigo mismo y, lo que es peor, con el mundo.
El protagonista de "El hombre del tiempo" es uno de estos personajes.
David Spitz es un individuo que se encuentra en crisis. A punto de convertirse en un triunfador en lo profesional, va a ser el hombre del tiempo de un programa de televisión a escala nacional, se siente no obstante fracasado en todos los demás aspectos de su vida... Y lo que es peor. Sus problemas personales parecen no tener solución pese a todos sus esfuerzos por resolverlos.

"El hombre del tiempo" es una película extraña y oscura, que exhibe un sentido del humor muy afilado aplicado a aspectos muy personales y difíciles.
No deja indiferente.
Recomendable en cualquier caso.

Lo más difícil que tiene que asumir David Spitz es precisamente lo que es: el hombre del tiempo. La película cuenta la dificultad de aceptar la propia realidad, una dificultad a veces tan exigente como asumir la propia muerte tal y como le sucede a su padre, interpretado con corrección por el siempre perfecto Michael Caine...

Un difícil tránsito hasta la certeza.
Otro viaje, esta vez, desde fuera hacia dentro.
Asumir lo que uno es o lo que cree ser y dejarse de hipótesis, porque la realidad está ahí, haciendo sonar su campaña de hielo. No se detiene ni espera. Tiene un horario muy apretado. Cada segundo que pasa debe recorrer un segundo hacia delante.
Si uno es listo y sabe lo que se juega, soñar ya no tiene lugar.

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