domingo, agosto 13, 2006

OBSERVACIÓN

Lo peor que tiene la felicidad -en el caso de que se crea en ella- es que uno va haciéndose mayor y, poco a poco, con los sucesivos aciertos y fracasos que componen nuestra biografía, se va adquiriendo en mayor o menor medida la conciencia clara de que todo lo que empieza tiene que acabar algún día.

Es entonces cuando a algunos les llega el miedo a perder lo que tanto estan disfrutando -en el caso de poseerlo- o, lo que es peor, se mueven en el ámbito de las hipótesis y ni siquiera mueven un dedo para conseguirlo. Por eso, un día cualquiera, arrojan la toalla y dejan de aspirar a la felicidad -sea lo que sea ésta-. Sólo desean que la vida y sus mercaderes de ingenios emocionales les dejen tranquilos y en paz.

Prefieren no sufrir más a asumir de nuevo un riesgo de ser heridos que conforme más mayores se hacen va pareciéndoles más probable y cierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario