lunes, octubre 23, 2006

THE SEARCHERS
Si por algo destaca el cine de John Ford -a mi entender- es por una enorme capacidad para estilizar las imágenes y hacerlas significar, trascender.

Esta imagen procedente de "Centauros del desierto" (The searchers) es un magnífico ejemplo.

Por sí misma es bella: Dos jinetes y una montura cabalgando hacia el crepúsculo mientras continúa la infructuosa búsqueda de la niña raptada por los indios.

En sí misma encierra una belleza interior llena de silencio y poesía.

La odisea eterna del hombre atrapado entre el cielo y la tierra, convertido en apenas una insignificante y vulnerable contingencia que escasamente perturba la eterna monotonía rectilínea del horizonte.

La belleza de ese esfuerzo por existir y, lo que es más importante, por ser en ese espacio tan reducido, un espacio angosto compuesto de un número incierto de años y nacido de la proximidad entre esas dos inmensidades que constantemente amenazan con aplastarlo todo.

El cine de John Ford es un cine con alma.

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