jueves, septiembre 20, 2007











EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE

No se puede entender el cine de John Ford sin la emoción.

"El hombre que mató a Liberty Valance" es uno de los mejores ejemplos de esa propuesta lírica. El salvaje Oeste se convierte en un mero escenario donde nacen y mueren los sueños. Los de Tom Doniphon (Wayne), anclados en un época que está condenada a desaparecer, mueren al mismo tiempo que los de Ramson Stoddard (Stewart), amarrados al futuro, nacen.

Por encima de todo, Ford se dirige siempre al corazón de los espectadores.
Su misterio empieza ahí, en la prodigiosa sensibilidad de una mirada llena de reproche como la que, en la foto y de entre los muertos, el derrotado Wayne le dirige a un dubitativo Stewart.

Por lo menos que sus sueños no mueran en balde.

No hay mucho más que decir. El destino les ha alcanzado a ambos y poco importa quién matara en realidad a Liberty Valance.

La verdad es sólo una variable más dentro de la lógica de las leyendas.

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