lunes, diciembre 31, 2007

1408

Uno de los temas más complicados a la hora de contar una historia es encontrar un desenlace que esté a la altura del planteamiento de la misma.

Lo difícil (aunque lo sea) no es comenzar una historia sino terminarla, mantener la atención del espectador hasta el final y de esta virtud adolece en grandes cantidades "1408" la nueva película basada en otro relato de Stephen King.

Durante la primera mitad, antes de que un previsible infierno se desencadene sobre el escéptico y descreído Mike Enslin (John Cusack), la historia funciona con eficacia. Uno tiene la sensación de que va a asustarse mucho, pero pasados dos o tres "sustos" el relato abandona los rápidos de las emociones fuertes para desembocar en la calma chicha de un inmenso mar de situaciones previsibles, que no están en absoluto a la altura de las espectativas generadas por la misma historia.

Al final, la lucha por la cordura que libra la perdida alma de Enslin deja de interesar por vulgar y sensiblera.

Los sustos dejan de asustar y los efectos especiales empiezan a campar por sus respetos en una pantalla que se vuelve fría por lo esperado de la mayor parte de las situaciones. Ni siquiera el giro argumental, uno de los mayores tópicos de la historia: el de la realidad que no es tal, funciona.

Una lástima, porque la historia de la habitación que despierta los demonios que sus inquilinos llevan dentro tiene muchas posibilidades.

Los monstruos que nos devoran están dentro de cada uno y algunas veces esos monstruos, como le sucede al protagonista, tienen que ver con lo que más queremos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario