lunes, enero 07, 2008


OBAMA

Tradicionalmente, los candidatos demócratas a la Casa Blanca que gustan en Europa no suelen tener mucha suerte ni contar con el mismo favor de sus compatriotas a la hora de votar.

Aspirantes tan sólidos como Al Gore o John Kerry, cada uno con su bagaje de ideas progresistas, fracasaron por uno u otro motivo. Gustaban en las grandes ciudades, a las clases educadas de un aceptable nivel socio-económico, pero, cuando tenían que salir a las grandes praderas del interior del país, la música de sus palabras no terminó por encontrar el suficiente eco.

Ahora, los demócratas vuelven a intentarlo con Barack Obama. Quizá a la tercera vaya a la vencida, pero no me cabe la menor duda de que, y aún contando con el desgaste de dos legislaturas de gobierno republicano (¡y qué dos legislaturas!), están tentando a la suerte.

Barack Obama es una propuesta absolutamente arriesgada, incluso con posibles antecedentes musulmanes radicales (que sus enemigos ya, por supuesto, dan por seguros), que vuelve a poner de manifiesto la clara incapacidad que los demócratas han venido exhibiendo para presentar un candidato capaz de presentar batalla a los republicanos en determinadas zonas del país. Incapacidad que ha ayudado a Bush (junto a una pequeña "ayudita" de su hermano en Florida en las primeras elecciones) a conseguir una Casa Blanca que siempre le ha venido grande.

Con Obama, los demócratas siguen en sus trece de apostar por soluciones arriesgadas, por candidatos que son el retrato del aspirante que los demócratas quisieran tener... sin caer en la cuenta de que no es a ellos a quién tienen que gustar sino a la totalidad del electorado.

Quizá, con el desgaste de ocho años de gobierno republicano, ahora lo tengan más fácil que nunca para, firmes en el error, obtener el éxito, pero en una gran medida estoy convencido de que será por desgaste del competidor.

La no existencia de un aspirante mediaticamente relevante por parte republicana habla bien a las claras de ese desgaste con el que todos parecen contar. Dentro de los Republicanos nadie con aspiraciones claras de futuro parece querer quemar sus cartuchos en unas elecciones que los propios manuales de marketing político pondrían como ejemplo de dificultad. Sólo aventureros con aspiraciones al largo recorrido y segundones de toda la vida como McCain concurren en trance de forjarse una oportunidad.

Los demócratas lo tienen más fácil que nunca. Tienen el tiempo de su lado, pero sin duda lo tendrían menos complicado con un candidato de más consenso que Obama.

Ya veremos que sucede.

Obama está ante su gran oportunidad, su "chance of a lifetime" de un proyecto radical que no tendría ninguna oportunidad con un rival y un candidato fuertes , pero los demócratas también... de demostrar que no sólo se entienden a ellos mismos sino a su país. Y en este aspecto los republicanos les pueden dar lecciones.

No hay que subestimar nunca a los enemigos y, desde luego, si algo han hecho bien los Republicanos es conseguir conectar directamente con el corazón de su país. Discursos básicos, pulsionales, incluso fáciles, que les permitieron los votos suficientes.

Seguramente no se trata de rebajar el discurso politico al estilo Bush, sino de comprender a la gente a la que vas a dirigirte. Transmitirle tus ideas, pero hablando su lenguaje. Comprender sus problemas e incluirlos en la agenda.

Con todos los valores positivos que tiene este candidato, apostar por Obama es no haber entendido nada. Las elecciones no se ganan en Europa. Se ganan en Wisconsin, Nuevo Méjico o Texas.

No quiero imaginarme a un desconocido presidente republicano jurando su cargo en el Capitolio, mientras la inteligencia demócrata vuelve a poner el grito en el cielo amenazando con exiliarse a Canadá.

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