martes, marzo 04, 2008

SOBRE EL DEBATE

Le llamamos debate a cualquier cosa, por ejemplo a un continuo intercambio de golpes dialécticos y acusaciones trufado con discursos leídos con mayor o menor fortuna ante las cámaras.
Tenemos que llamar debate a lo que han protagonizado los líderes de nuestros principales partidos políticos el pasado lunes por la noche... entre otras cosas porque tampoco tenemos mucho donde comparar.
Me gustó la reflexión del periodista Fernando Urbaneja. No puede haber debate cuando un interlocutor le niega al otro la totalidad, cuando uno lo ha hecho todo bien y el otro lo ha hecho todo mal. Eso no es un debate, sino propaganda disfrazada... pero no me voy a poner estupendo.
El hecho que debe contar es que quince años después el mascarón de proa de nuestra raquítica política se pone delante de las cámaras... para volver a mostrar sus indudables vergüenzas.
Política de mínimos.
Menos da una piedra.
Pero lo más peocupante no es éso.
Lo que más me inquieta es la participación de los periodistas en este juego de manipulación y seducción que es la política. Es cierto que la objetividad es imposible, qe siempre se habla desde una posición con las obligaciones y dependencias que ello implica, pero lo que no puede ser es que el periodista se convierta en sujeto del discurso de otro.
No puede ser que antes de que abran la boca, se sepa lo que la mayoría de los comentaristas políticos van a decir... o lo que terminan diciendo.
No se puede ir de independiente y luego que, mágicamente, todas tus opiniones se posicionen del mismo lado.

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