domingo, junio 15, 2008

Decide tensar un poco más la cuerda de su cansancio persiguiendo ese fragrante aletear que le ronda con calculado descuido.
El omnipresente peso de la prolongada vigilia le carga el pecho con enormidad.
Y aunque ya nada sea como antes, no se resigna.
Ha decidido sentirse joven por encima de todo y del tiempo.
Especialmente se empeña en desafiar la creciente tiranía incesante de su cuerpo

Imagina que hay dos tipos de personas.
Por un lado están las que prefieren esperar a mañana y deciden parar.

Y él no es uno de ellos.

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