sábado, julio 12, 2008

LOS VIAJES DE SULLIVAN

Siempre hay razones de sobra para justificar ciertos olvidos.

Una carrera no demasiado larga, una relación demasiado poco satisfactoria con la taquilla, ... Confieso que no conozco lo suficiente la historia de Preston Sturges como para explicar las razones por las que, hoy en día, nos suenen más los nombres de Lubitsch o Wilder que el suyo... siendo bastantes de sus películas tan brillantes, a mi entender, como cualquiera de las dirigidas por aquellos dos maestros.

Probablemente todo tenga que ver con la tendencia que tenemos a hablar de los mismos temas, a la uniformidad del discurso. Hablar mucho más de lo que ya se habla y dejar de hablar progresivamente de lo que no se habla hasta llegar al más completo y absoluto de los silencios.

Lo único cierto es que nos perdemos mucho relegando al silencio a un talento para el guión (principalmente) y la dirección como Preston Sturges. Buena prueba de ello es "Los viajes de Sullivan", seguramente una de sus mejores películas.

Llena de diálogos ocurrentes y brillantes, cuando no directamente divertidos y graciosos (45 años después), "Los viajes de Sullivan" nos cuenta la historia de Sullivan, un exitoso director de cine que quiere realizar una película que muestre las agonías y penurias que viven sus compatriotas en el final de la gran depresión. En contra de la opinión de todo su entorno, que le pide una comedia, Sullivan quiere hacer un drama que muestre a todos el sufrimiento de sus semejantes para moverles a la conciencia.

El problema de Sullivan es que quiere contar un drama que él, perteneciente a las clases proviligiadas, nunca ha vivido.

La solución será hacerse pasar por vagabundo y sentir en sus propias carnes el sufrimiento que le conmueve... y esa vida a la que inconscientemente se lanza vestido con su brillante armadura idealista terminará por proporcionarle lo que busca... siempre en mayor medida que lo esperado. Tal y como se le supone a la vida. Por eso es tan jodida.

Al final, Sullivan verá las cosas de forma diferente apareciéndole esencial aquello que antes le resultaba frívolo y mentiroso.

Dedicada a todos aquellos que en algún momento nos han hecho reir, "Los viajes de Sullivan" predica con el ejemplo siendo una comedia que es, hasta cierto punto, un compendio de todos los estilos posibles dentro del género: slapstick, screwball, persecuciones...




Divertida e inolvidable.
Perfecta en su perfecto blanco y negro.

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