sábado, agosto 09, 2008

DEJADME DE QUERER


Todo un descubrimiento "Dejadme de querer".

Sin el masivo atractivo de las obras sinfónicas, "Dejadme de querer" abunda en el intimo encanto de las obras de cámara. Pequeña hasta en su duración, la propuesta de "Dejadme de querer" es modesta. No es otra cosa que un melodrama lleno de emoción e interés en el que el espectador pasa de odiar el sadismo de su insoportable personaje protagonista a descubrir la emocionante intención que anima tan inexplicable, a mi entender, comportamiento.

Repentinamente en crisis y en contacto con las verdades esenciales... Lo cual no sería nada malo si Antoine (Albert Dupontel) no se complaciera sádicamente en maltratar a todo su entorno personal, profesional y familiar culpabilizándoles globalmente de llevar una inexistencia inauténtica, inexistencia de la que él desesperadamente quiere librarse a cualquier precio.

Repentinamente en crisis y en contacto con las verdades esenciales, Antoine es un personaje antipático, un profeta airado que parece complacerse con lanzar los dardos de su verdad contra los corazones de aquellos que más le quieren, buscando una soledad emocional que parece desear más que nada en el mundo.

Pero "Dejadme de querer" es mucho más que la crónica "destroyer" de un ejecutivo en pleno brote esquizofrénico. Principalmente, es un hermoso melodrama con "twist in the tale" que encierra en si mismo, en su giro argumental, la emocionante respuesta a la incómoda situación que plantea.

"Dejadme de querer" nos habla de alguna de las grandes verdades de la vida y de la forma en que decidimos enfrentarnos a ella cuando inesperadamente nos pasan.

La manera de Antoine es sólo la suya propia.

Tarde o temprano la vida nos demandará a través de sus heraldos negros la nuestra.

1 comentario:

  1. Una excelente Película, maravillosa de principio a fin, altamente recomendable.

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