jueves, diciembre 11, 2008














CARNIVALE

No se... Hay algo en el aire que respiro en todos y cada uno de los capítulos de Carnivale que me recuerda a una vieja canción de Tom Waits, una de esas baladas desencajadas y rotas que tan bien borda el rijoso bardo de la costa oeste.
En la américa profunda, en los años de la depresión, unos feriantes recorren las polvorientas tierras arruinadas de un país que se encuentra en la encrucijada de su perdición, el perfecto lugar para un simbólico conflicto entre el bien y el mal... porque, y según cuenta el maravilloso Samson (prodigiosamente encarnado por el enano Michael J. Anderson), en el primer plano del primer capítulo de la serie, en todas las generaciones siempre nace una encarnación del bien y una encarnación del mal para terminar enfrentandose. Un perdido joven lleno de rabia y un sacerdote de pasado oscuro se convierten en los polos sobre los que se desarrolla la enésima versión de esa profecía.. y en medio unos personajes fascinantes que se expresan en un territorio minimal, desprovisto, ancho y polvoriento, un territorio que es metáfora de unos corazones sometidos a los rigores del más puro invierno.
Por supuesto, hay más cosas.
Situaciones oniricas, apariciones fantasmales, mujeres barbudas, misteriosos gerentes que susurran escondidos entre las sombras, melodrama, crimen, muerte, sexo, ciegos que lo ven todo, amores platónicos, mentira, pasados inconfesables que siempre terminan por aflorar, tormentas de arena, osos devoradores de hombres, ciudades malditas, la sonrisa de algún niño perdido, milagros, tullidos con el corazón de oro, maldiciones y locura...
Está muy bien Carnivale.

2 comentarios:

  1. Anónimo11:20 a. m.

    ...misteriosos gerentes que susurran escondidos entre las sombras...

    Tan real como la vida misma?
    Promete!

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  2. Jajajjajajjaaj!
    Lo pillo, lo pillo... pero el gerente de esta feria que se llama Carnivale es el gerente de los gerentes.

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