viernes, enero 16, 2009

ESPÍAS

Como casi todas las películas de la época muda de Lang, "Espías"es un espléndido ejercicio de virtuosismo narrativo.

Apostaría algo a que Ian Fleming vió "Espías" y la tuvo en su mente cuando escribía la primera en su casa de Jamaica la primera novela protagonizada por James Bond. No tanto por su protagonista, un soso Willy Fitsch sino por su antagonista, la malvada inteligencia a cuyo alrededor se teje la trama de la película. 

El malvado Haghi (Rudolf Klein-Rogge), siempre malencarado y sentado en un silla de ruedas, es un avance de todos los maléficos villanos que, en colores, vendrán después... y también, seguramente, el mejor de todos. Porque ninguno de ellos tiene el privilegio de recorrer esta historia de secretos que no deben ser desvelados manteniendo el misterio sobre si mismo hasta el final. Un magnífico final en el que todas las miradas, las de sus perseguidores en la historia y la del propio espectador, coinciden en el asombro ante el misterio de su identidad.

Me fascina que una película de 1928 haya conseguido sorprenderme después de tanto tiempo y después de tantas historias, pero "Espiás" conserva en sus más de dos horas de duración una potente magia, desde su trepidante y brillante comienzo (¿Qué poder tiene tánto poder?) ...


... hasta su sorprendente y espléndido final (Telón!).

No dejéis de verla.

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