domingo, julio 26, 2009














THE BOAT THAT ROCKED

No me equivocaba al intuirla. Por encima de todo "The boat that rocked" es una película radiante, adolescente, despreocupada, llena de vida, una especie de comedia musical sin canciones pero llena de maravillosas canciones, de la música en si misma y de lo que ésta significa.

A este respecto, el genial director alemán Wim Wenders escribió lo siguiente:

"El Rock'n Roll salvó mi vida. Porque fue esta clase de música la que, por primera vez en toda mi vida, me dió un sentido de identidad, el sentimiento de que tenía el derecho de disfrutar, imaginar y hacer algo. Si no hubiera sido por el Rock'n Roll, ahora sería un abogado."

Y es en torno a esta capacidad liberadora, transgresora, energética y vital que tuvo la música rock a mediados del pasado siglo donde se articula "The boat that rocked", si bien centrándose en los apóstoles de esa palabra, los primeros DJ's debatiéndose entre la legalidad y la ilegalidad en la puritana sociedad británica.

Citando al poeta Jose Martí: "El color tiene limites; la palabra, labios; la música, cielo", el rock'n roll se convirtió para los adolescentes de las clases medias y bajas en el escenario perfecto para descubrir y presentar las propias emociones, un firmamento despejado donde el propio sentir liberador dibujaba los aspectos más intimos que terminaban constituyendo la primera imagen del "uno mismo", el primer punto de partida desde el que empezar a equivocarse en busca del acierto.

Ahora quizá el mercado con su domesticadora lógica repetitiva y adocenadora haya matado esa capacidad del rock para liberar transformándolo en un estereotipo de sí mismo, lo ha vampirizado hasta agotarlo... Seguramente, la libertad esté ahora de la mano de la música electrónica (la que no es Ibiza Chill out ni Buddah Bar) todavía no demasiado contaminada. No lo se... Lo único cierto es que hubo una vez en la que el rock fue parte esencial de la sagrada liturgia de la adolescencia, una ceremonia llena de significado en la que tarde o temprano, y como le sucedió al joven Wenders, llegaban las visiones de lo que en algún momento bajo ningún concepto no podía ser.

En homenaje a todo ésto, se erije "The boat that rocked" como brillante y despreocupado monumento que rebosa de la misma actitud inconformista que pretende conmemorar y la película funciona organizando su narración en torno a la anécdota de un barco-emisora de radio que, desde aguas internacionales, envía su mensaje musical a todos aquellos que quieren escucharlo. Un barco tripulado por un fantástico y entrañable grupo de personajes que, a simple vista, parecen siquiera ser capaces de salvarse a sí mismos.

También flota por las imágenes de "The boat rocked" el espíritu inconformista del free-cinema británico especialmente pienso en "If" de Lindsay Anderson o en cualquiera de las películas que dirigiera Richard Lester ("The Knack", "Help" o "How I won the war") especialmente irradiado desde la maravillosa y afinada interpretación que Kenneth Branagh hace de un político conservador, el principal enemigo de las emisoras piratas y, en general, en todas las escenas en que éste aparece, escenas que rebosan de un sentido del humor inteligente y vitriólico que retrata de forma esperpéntica la vida que eligen todos aquellos cuyos oidos escuchan otros tipos de musicas.

La película discurre en una sucesión de divertidas anécdotas que presentan a los personajes mientras el gobierno británico intenta desesperadamente cerrar la emisora pirata y lo hace de forma divertida, despreocupada, siendo coherente en la forma con el fondo que trae consigo.

Se disfruta y la sonrisa permanece cuando uno ya ha llegado a casa.

Interesante, adolescente y divertida.

2 comentarios:

  1. El Marqués de Portugal Este9:54 a. m.

    Ah, pues me alegro infinitamente.

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  2. Genial! Infinitamente genial...

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