viernes, febrero 19, 2010

"El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha considerado esta tarde, en un foro progresista celebrado en Londres, una "paradoja" que los mercados, a los que los Estados acudieron raudos a salvar -haciendo una fuerte inversión pública y provocando así el déficit que arrastran- sean los mismos que ahora que examinan a los gobiernos y los ponen en dificultades."
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Y es cierto... Pero ésto es lo que sucede cuando se acude en socorro de un ente que carece por completo de moral y los mercados, desde luego, no la tienen si consideramos que la persecución ciega del máximo beneficio es inmoral. Eso es algo que ya deberían saber aquellos que acudieron al socorro de un mercado que ahora muerde la manos que le han dado de comer o, como el escorpión del cuento, no pueden evitar clavar sus envenenados aguijones a la rana en cuyo lomo está cruzando el río.
Sorprenderse de que los mercados sean inmorales es, como mínimo, un acto de cinismo más aún cuando todos los gobiernos intentan colocar títulos de su deuda al mejor postor en esos mismos mercados.
Simplemente, no pueden ser evitados.

Y no son positivos todos los efectos de la globalización porque en el mercado financiero global, donde se ponen en juego estos títulos de deuda, los estados son un agente más entre otros que concurren con sus virtudes y con sus defectos. Y en virtud de ambos cada uno de esos agentes construye una identidad de valor que les hace ser considerados de una forma u otra y, por extensión, manejados de una manera u otra. Y lo único por lo que son medidos es a través de ese valor de cambio. Todos los problemas y necesidades que tienen que ver con su valor de uso, con la vida real, pasan a un segundo plano. Dejan su lugar a una virtual lógica del interés y del beneficio que no entiende nada de una realidad donde tienen cabida otros aspectos con consecuencias sociales y políticas.

Es materia de reflexión.
La crisis ha colocado a los todopoderosos estados frente a un poder más grande, un poder que la propia necesidad de los estados hace aún más poderoso y estos no están acostumbrados a dejar de hacer su santa voluntad de unidad de destino en lo universal a aquel y lo único que les resta es la sorpresa o el pataleo...

"El Centro Nacional de Inteligencia (EYP) de Grecia ha descubierto presiones de inversores internacionales sobre la economía griega, en su mayoría procedentes de compañías financieras estadounidenses, según informa el diario To Vima. Cuatro grandes compañías de servicios financieros que actúan en Europa y en EE UU vendieron el pasado diciembre "de forma masiva bonos (estatales) y los volvían a comprar a precios reducidos al final de la jornada", según el diario."

Pero las decisiones especulativas están a la orden del día... Es más... La crisis de liquidez en el mercado financiero que padecemos es consecuencia de ese incontrolado ambiente especulativo ante el que los estados parecen estar inermes cuando además son un valor a la baja dentro de la lógica virtual de esos mercados.

Y ante ésto no es suficiente la expresión de una sorpresa que, por sí sola, queda reducida a un acto de tácito reconocimiento de una debilidad, de la existencia evidente de un poder aun más poderoso que los estados. Es necesario el planteamiento de instrumentos de control que limiten las consecuencias negativas de un mundo virtual que vive en una eterna e ilimitada juventud, que crece y crece hasta reventar porque no es cierto el viejo axioma liberal que dice que la persecución del interés propio redunda en beneficio de la colectividad. Por encima de todo, y liberado de las constricciones morales, el hombre es un animal que jamás tiene suficiente.


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