sábado, marzo 20, 2010

VAMPYR

Rodada en 1932, "Vampyr" es una rareza.

A caballo entre el cine mudo y el cine sonoro, fue rodada muda... y eso se nota porque apenas son necesarias los diálogos que se añadieron posteriormente.

Nos cuenta la historia de Allan Gray, un joven interesado por el ocultismo en cuyo camino aparece el pequeño pueblo de Courtempierre. Allí, tendrá el encuentro con lo desconocido que busca. Tras una serie de experiencia extrañas, casi oníricas, encontrará un castillo donde un padre con sus dos hijas son víctimas de una malvada bruja vampiro.

Rodada en Paris, "Vampyr" es una película donde la potencia de las imágenes que se muestran es tan importante como la historia lineal que se nos narra y en este sentido, en su apariencia, entronca con películas-obras de arte como "La sangre de un poeta" de Cocteau o "La edad de oro" de Luis Buñuel, aunque la intención de Dreyer seguramente era más "mainstream" el resultado resulta hermoso, en algunos momentos (el reflejo con vida propia sobre el río o las sombras sobre la pradera), y casi siempre inquietante (la sombra asesina o el sueño que tiene Allan y en la que ve las cosas desde un ataúd).

Hay un determinado momento en que la historia deja de importar y las imágenes cobran vida e interés propio, sucediendo libres al margen del relato que queda en un segundo e inconsciente segundo plano que soporta lo que se ve de manera transparente. Y en este sentido "Vampyr" exhibe un tremendo poder de fascinación que se basta por sí solo para interesar gracias al talento de Dreyer para mostrar lo extraordinario con los escasos medios con los que contó.

Interesante.


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