domingo, mayo 09, 2010

FRINGE

En esta segunda temporada resulta más que evidente.

J.J. Abrams, el creador de esta serie, ha encontrado un filón para sus historias en el campo de la física moderna. Ya resultaba patente en el modo de concebir la historia y algunas líneas narrativas de "Lost", su gran obra, y también se puso de manifiesto en su revisión juvenil de la saga Star Trek... Universos paralelos, idas y venidas en el tiempo, descomposición y fragmentación de la realidad y de las propias historias que suceden en ella.

Es interesante su planteamiento.

De algún modo en los relatos convencionales, la linealidad de la narración se empareja con la causalidad de forma que la aventura se convierte en un proceso lógico y racional en el que sucesivas causas producen efectos que, a su vez, se convierten en causas. Y este constante avanzar, casi cartesiano, debe llevar al héroe a la causa última de su aventura que se convierte en final.

La narración se adapta a las convenciones espacio-temporales de nuestro mundo euclidiano, el que perciben nuestros sentidos y cuya comprensión nos es suficiente para apropiarnos del mundo.

Hay un punto de vista, hay una historia y hay un sujeto-narrador que nos la narra.

El sentido es la propia historia y no hay sentido sin deducción, sin avanzar en las causas que se convierten en hitos/capítulos que componen la historia, pero también es la superficie misma sobre la que la historia se asienta y que la hace posible funcionando como kantiano a priori de la percepción.

Siempre hay un orden mecánico de convenciones que sustentan todas las historias, una suerte de estructura estable que soporta la creatividad de la narración permitiendo la tranquilidad en la percepción del público. Y ese orden siempre viene de la estabilidad de la mirada del sujeto que narra. Y siempre hay un narrador tras cada historia, un narrador que desde su posición de sujeto transmite un sentido no sólo en la propia historia, sino también a través de la propia historia.

La descripción que Newton hace del funcionamiento del mundo con su mecánica es la narración que funda la posibilidad del espacio euclidiano. Y del mismo modo que Newton nos narra el funcionamiento de nuestro mundo mediante la lógica científica de causas y efectos en cada narración que escuchamos no sólo hay la transmisión de una realidad sino la definición de una realidad sobre cuyo entramado se asienta la realidad narrada.

El texto siempre vehicula un propio contexto que lo hace posible.

Pero, y desde principios del siglo pasado, la física ha venido cuestionando la narración newtoniana del mundo. Tanto por arriba (relatividad) como por abajo (cuántica) es entorno estable sobre el que sucedían tranquilamente todas nuestras vidas, todas nuestras historias, se ha revelado mucho más tumultuoso, turbio y complejo.

Y de algún modo quiero intuir en obras como "Lost" la irrupción en el tranquilo y apacible mundo newtoniano de la narración de historias de esa otra realidad fragmentaria a cuya luz las certezas que hacen posible la estabilidad de una percepción o de una historia se revelan como puros actos de intención del propio sujeto y, en absoluto, realidades tranquilizadoras y objetivas.

El suspense se convierte en una parte constitutiva de la propia realidad, porque su estructura es volátil e inestable.

Y si en "Lost" el principal acento se pone en el modo en que afecta a los sujetos un entorno cuántico y fractal como la isla en donde el espacio y el tiempo no son realidades sobre las que uno pueda descansar con tranquilidad, en "Fringe" se incide en ese cuestionamiento de la realidad tal y como la percibimos convirtiendo los casos extraordinarios que la agente Dunham y su equipo investigan en puntos de fuga, abisales puertas abiertas a lo desconocido que, al mismo tiempo, son interrogantes que cuestionan los fundamentos de esa realidad.

En este sentido, entiendo que Abrams se haya decantado por una serie de este tipo. No obstante, creo que los resultados no están en el nivel de excelencia que exhibe "Lost".

En su segunda temporada "Fringe" continua amagando sin terminar de dar, especialmente en la línea narrativa de mundos paralelos que estructura la sucesión de capítulos (que es la que más me atrae) y ofreciendo además capítulos con tramas de contenido e interés desigual casi siempre resueltas de forma demasiado mecánica.

Entretenida como máximo... y por ahora.

Si no fuera por la gélida presencia de la agente Dunham...


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