martes, junio 01, 2010














Después de las víctimas, los soldados israelíes lanzados por la borda, Israel y su gobierno, que como todos los políticos de nuestro tiempo ya está buscando que las miradas acusadoras se dirijan hacia cualquier lugar menos a ellos, uno de los principales afectados por el imperdonable incidente de piratería marítima sucedido ayer, es la imagen del propio ejército de Israel.
Los vídeos que de forma desesperada el gobierno de Israel ha difundido buscando el entendimiento de su actuación están teniendo en mí el efecto contrario.
Las imagenes de esos soldados dejándose caer como vulgares concursantes de la Isla de los Famosos sobre la cubierta del crucero hablan por sí solos. Allí les esperan decenas de individuos que pueden ser de Hamas o no, que desde luego están bastante cabreados y que hacen como cualquiera que es atacado: defenderse. Y se defienden porque los militares israelíes, los que saben del asunto, han generado una situación de enfrentamiento en la que esa defensa es posible.
No se muy bien para que está el análisis de los objetivos, las acciones combinadas, la noche, la ventaja tecnológica de un ejército moderno, los gases lacrimógenos de toda la vida, la intimidación y los daños calculados, cosas así de novela de Jack Ryan o de película de Chuck Norris... Complicaciones absurdas cuando uno puede dejarse caer, armado hasta los dientes, sobre una cubierta atestada de personas que, si atendemos a los planteamientos del propio gobierno israelí, son parte de una expedición organizada por gente de Hamas (los tipos chungos de la historia).
Increíble hasta decir basta.
Como si los militares no compartieran la postura de su gobierno y pensaban que se dejan caer sobre una cubierta repleta de bienpensantes voluntarios solidarios y pacíficos, para descubrir demasiado tarde que el barco está repleto de gente chunga de Hamas.. y bastante chunga, por cierto, a tenor de la saña con la que golpean a los militares caídos.
También el temible y eficaz ejército israelí ha dejado de ser lo que era.
¿Qué nos queda?

Para mi gusto ésta es la típica ocasión en que va a ser mucho menos complicado decir la verdad que argumentar mil y un historias que guardan cada una de ellas una mayor o menor relación con una cierta realidad.
Los vídeos que el gobierno de israelí ha difundido buscando su inocencia ya son un palmario ejemplo.
Pero ahora queda lo más importante, la batalla de la comunicación y en ella los políticos dan lo mejor de sí mismos. Saben que este momento es mucho más relevante que el propio momento de la toma de decisiones en la gestión de los temas.

En un mundo perfecto, este incidente sería causa de crisis política, de caída de gobierno, pero en el imperfecto mundo nuestro seguro que no lo será. Por lo visto también en Israel la política no es mucho más que un puesto de trabajo que se debe conservar a cualquier costa.

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