martes, noviembre 16, 2010



















MALA MEMORIA

Pérdidas públicas y beneficios privados.

Siempre hay una buena razón para tolerar las excepciones cuando las cosas van mal, cuando el sistema económico colapsa de pura avaricia permitiendo que unos pocos puedan hacerse piscinas climatizadas o una casa en las Islas Virgenes con los beneficios resultantes de complejas operaciones financieras . Siempre hay un buen argumento para reparar el desastre que queda, el agujero virtual producido por cosas que ni de lejos valen lo que realmente se paga en los mercados por ellas.

El sistema necesita sobrevivir.

Y una vez que los estados procuran esa supervivencia, la financian literalmente poniendo paladas y paladas de dinero intentando disimular de mala manera los efectos de ese agujero virtual, vuelve la rigidez. Los rostros se endurecen y las posiciones se vuelven ortodoxas. Ahora hay que disciplinar a los estados cuyas cuentas son impresentables, desequilibrantes y para conseguir ese equilibrio, otros deben apretarse el cinturón.

La ortodoxia es la ortodoxia.

El peso de la presión caer sobre los estados, que pasan de sujeto paciente a sujeto agente. Ahora, la culpa es de los estados, de la excesiva regulación de una economía que necesita cualquier menos regulación, de los trabajadores que cobran demasiado, del exceso de servicios sociales que se prestan.

Hay que recortar.

La situación es insostenible... y del tipo de la piscina climatizada ya nadie se acuerda, porque ellos son los verdaderamente poderosos. Su reino es de este mundo, les capacita para generar a su alrededor un entramado de eventos que llega a confundirse con la verdadera realidad.

Este mundo empieza a estar hecho a medida de sus excesos.

El beneficio por el beneficio, sin la menor responsabilidad.

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