domingo, diciembre 19, 2010

BALADA TRISTE DE TROMPETA

Siempre tengo el mismo problema con el cine de Alex de la Iglesia... En todas sus películas siempre hay un momento en que me distancio, en que dejo de tomármelas en serio.

En todas sus películas hay un momento en que la historia se vuelve loca, se precipita cuesta abajo en una narración como de dibujos animados en las que las acciones y situaciones se justifican por si mismas, se yuxtaponen sin demasiado sentido acumulándose en busca de un final casi siempre demasiado previsible.

Las secuencias se convierten en pantallas de juego de ordenador a las que los protagonistas acceden porque sí mientras se persiguen los unos a los otros, porque tienen que avanzar. Y el único hilo narrativo que sostiene la historia es la propia oposición entre los personajes, siempre destructiva y antagónica.

Como el maestro Hitchcock pero sin tener su talento, Alex de la Iglesia busca generar verosimilitud sumiendo al espectador en una montaña rusa de humor y violencia, costumbrismo e intertextualidad. Su propuesta es inmediata y pulsional centrando todo su interés en la presentación de una descomposición, de un viaje solo de ida hacia la destrucción y la bestialidad de unos seres humanos casi siempre enfrentados a la imposibilidad de conseguir algo que por definición es escaso y que se llama objeto del deseo.

Y da la impresión de que Alex de la Iglesia es incapaz de relatarlo de una forma ordenada. Sus películas siempre tienen momentos brillantes, ideas geniales que siempre me resultan la punta del iceberg de una inexistente obra maestra y en "Balada triste de trompeta" no faltan las ideas brillantes, los hilarantes momentos costumbristas, las imágenes sugerentes, los hallazgos potentes, pero nunca terminan de sumar, de combinarse precisamente por la falta de una coherencia narrativa, de una estructuración dramática... como si la historia hubiese sido escrita de una sentada y luego no hubiera vuelto a ser leída.

Y es una lástima porque "Balada triste de trompeta" promete mucho más de lo que da, en unos espectaculares títulos de inicio, lo mejor de la película para mi gusto, que sugieren la posibilidad de una especie de auto sacramental goyesco con el circo y la historia reciente de nuestro país como escenario.

Con algún buen momento, pero en general decepcionante.


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