miércoles, marzo 23, 2011

EL RITO

Que conste que soy de esa minoría que cree que los mejores momentos de "El Exorcista" son todas las secuencias iniciales, antes de que el demonio efectivamente posea a la niña; momentos llenos de misterio en los que el director, a través de la mirada del padre Karras, consigue transmitirnos una sensación entre tensa y morbosa al presentarnos una realidad que de pronto se muestra como un territorio donde el mal es posible, porque tiene terreno donde crecer.

Y lo mejor que puede decirse de "El rito" es que en sus planteamientos iniciales y en buena parte de su desarrollo consigue transmitir esa misma sensación entre misteriosa y oscura que de pronto se muestra como habitando las cosas; un indefinido sentimiento inquietante que termina diluyéndose como un azucarillo cuando el mal toma forma en el enfrentamiento definitivo del esforzado sacerdote con el avieso y retorcido principe maligno.

En este sentido, "El rito" es una película que va perdiendo fuerza conforme avanza y en cuyo desarrollo se ve lastrada por la tibia presencia un protagonista que no consigue transmitir demasiadas cosas al espectador, que se diluye en una nada inexpresiva ante la magia con piloto automático de un Anthony Hopkins tan mórbido y magnético como siempre.

En cualquier caso, daba para mucho más el personaje de Hopkins, su relación casi diaria con ese mal en el que nadie cree y la película desaprovecha esa línea narrativa optando por un curso más convencional sobre las clásicas dudas de fe. Cosa que no se entiende muy bien, porque Hopkins es la estrella de la película y hubiera estado bien aprovechar las capacidades sobradas del actor galés para mostrarnos su resquebrajamiento y posterior posesión en un ejercicio casi de terror psicológico. No obstante, la película prefiere centrarse en un anodino protagonista teniendo las clásicas dudas de fe de siempre.

En fin... Aceptable.

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