sábado, mayo 21, 2011

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"Renovación, reciclado de las personas que trae apareados pesados costos sociales, pero, sobre todo, la obsesión generalizada de la inseguridad. La presión psicológica y social de la movilidad, del estatus, de la competencia a todos los niveles (ingresos, prestigio, cultura, etc.) se hace más opresiva para todos. Hace falta más tiempo para recrearse, reciclarse, para recuperarse y compensar el desgaste psicológico y nervioso causado por múltiples daños: trayecto domicilio/trabajo, superpoblación, agresiones y estrés continuos. En definitiva, el costo mayor de la sociedad de consumo es el sentimiento generalizado de inseguridad que engendra...».
Todo lo cual lleva a una especie de autodevoración del sistema: «En este crecimiento rápido... que engendra inevitablemente tensiones inflacionistas..., una porción no desdeñable de la población no consigue seguir el ritmo y pasa a formar parte de los "abandonados a su suerte". Y los que siguen en carrera y alcanzan el estilo de vida propuesto como modelo, lo hacen pagando el precio de un esfuerzo que los deja disminuidos. Y esto es así aunque la sociedad se vea obligada a amortiguar los costos sociales del crecimiento redistribuyendo una parte cada vez mayor del producto nacional bruto a favor de inversiones sociales (educación, investigación, salud) definidas sobre todo para servir al crecimiento.» (E. Lisie). Ahora bien, en todas las contabilidades, esos gastos privados o colectivos destinados a hacer frente a las disfunciones antes que a aumentar las satisfacciones positivas, esos gastos de compensación, se adicionan a la elevación del nivel de vida... Llevada esta situación al límite, según J. Bourgeois-Pichat, «podríamos imaginar que la población cuya actividad está dedicada a mantener la salud del país supere en cantidad a la población comprometida efectivamente en la producción»."

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"El único resultado objetivo es pues el crecimiento canceroso de las cifras y los balances, pero, esencialmente, se vuelve exactamente al estadio primitivo que es el de la carestía absoluta, del animal o del indígena, que agota todas sus fuerzas en la tarea de sobrevivir."

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"Ahora bien, un sistema es ineficiente cuando su costo es igual o superior a su rendimiento. No es este el caso. Pero, vemos perfilarse, a través de los factores que degradan la calidad de vida y los correctivos sociales y técnicos de esos factores, una tendencia general a un funcionamiento interno tentacular del sistema: los consumos «disfuncionales », individuales o colectivos, aumentan más rápidamente que los consumos «funcionales». En el fondo, el sistema es su propio parásito."
(La sociedad de consumo: Sus mitos, sus estructuras. Jean Baudrillard)

¡Interesante!
Una parte del costo de los sistemas públicos de sanidad es consecuencia de las disfuncionalidades del sistema, del daño que hace a los individuos que lo integran.
Crece la disfuncionalidad, crece el coste...

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