domingo, junio 12, 2011

GAME OF THRONES

Termino de ver el séptimo episodio y sigo con la misma sensación: "Game of thrones" no termina de llegar.

Y es una pena porque creo que hay mimbres suficientes, pero tengo la impresión de que lo difícil de crear universos narrativos cerrados y virtuales, aun siéndolo, no es definir una geografía, unos personajes, una trama, incluso una manera de hablar. Lo más difícil es crear todo el imaginario de emociones, intereses y pasiones que sustentan todo ese entramado iluminándolo, transfigurándolo, haciéndolo trascender... Y es aquí donde falla "Game of thrones", porque no termino de entender el magnético atractivo que el trono de King's Landing ejerce sobre todos los personajes.

Más bien sucede lo contrario, la pura rutina narrativa que apela a los estereotipos y estilemas del género me lleva a pensar todo lo contrario.

Si hoy es Martes esto es Bélgica. Si pertenezco a una de las grandes familias, tengo que ser aspirante. Es obvio que hay que serlo. No son necesarias las explicaciones.

"Game of thrones" carece de esa esencial espuma narrativa que hace del espectador partícipe de los intereses y preocupaciones de los personajes, que parecen desempeñar un acordado papel dentro de la historia realizando las acciones que de ellos se esperan de una manera precisa, pero rutinaria y mecánica.

Espera que el espectador componga la figura trazando la línea que une los puntos, que construya el sentido en base a lo que se supone que la historia sugiere más que en base a lo que realmente ofrece.

Carece de esa carne y de esa sangre, que huele, que mancha, que salpica, ofreciendo en lugar de épica una poco más que entretenida burocracia de la aventura.

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