lunes, agosto 08, 2011

EL CIELO PROTECTOR


No me extraña que Bowles reniegue de la adaptación cinematográfica de la más popular de sus obras. Ni Bernardo Bertolucci ni Mark Peploe, los guionistas de la película, parecen entender el sentido dramático de la historia y la película termina también devorada por esa nada que devora a Kit y Port, los protagonistas.

Por encima de todo, "El cielo protector" es una despiadada reflexión sobre las consecuencias. La obra de Bowles pretende ser una ajustada crónica de esa dramática zona fronteriza de encuentro entre realidad y deseo.

Como otros tantos aburridos norteamericanos, los Moresby desembarcan en Tanger convertida en una etapa más de su periplo mundano en busca de nuevas emociones. Ella le sigue a él y él no sabe muy bien lo que busca, seguramente un progresivo alejamiento de las cosas, del mundo persiguiendo probablemente la posibilidad de escucharse a sí mismo en el silencio inmenso del desierto. Pero la realidad empezará a tejer en torno a ellos un entramado de respuestas y efectos que les conducirá a la aniquilación.

Buscando encontrarse terminarán perdidos. Privados de ese cielo azul y protector que les protege de la visión de esa nada oscura y abismal terminarán devorados por ese abismo insoportable que es la propia realidad, las inaplazables exigencias de lo externo: el hambre, la enfermedad, la muerte.

"El cielo protector" es la crónica de ese encuentro de los que desean con las propias limitaciones de ese deseo impuestas por agentes externos.

Kit y Port siguen el mismo destino que las niñas del cuento "Te en el Sahara" que aparece en el libro y que resume de manera perfecta la historia.

Las niñas terminan perdidas en el desierto buscando la mejor duna desde la que ver el atardecer tomando un te. Ignoran los riesgos por pensar unicamente en la satisfacción de ese deseo y acaban más y más dentro del desierto desechando la duna anteriormente elegida en favor de otra más alejada pero más alta y mejor.

Y lo importante no es que terminen perdidos, sino que no pueden evitarlo. El deseo les arrastra mientras se realizan respondiendo a esa llamada interior, pero también les destruye.

"El cielo protector" nos cuenta algo muy sencillo, que vida y muerte, construcción y destrucción son las dos caras de una misma moneda.

"El cielo protector" es un relato iniciático y nihilista en los contradictorios misterios que fundamentan nuestra existencia, una mirada descarnada sobre la inevitable y rigurosa aritmética de los precios que hay que pagar y las consecuencias que hay que afrontar. Un viaje en el que lo más importante es la inevitabilidad de entregarse (y al mismo tiempo perderse), como las luciérnagas se ven atraídas por las llamas, que algunos seres humanos sienten.

Como bien escribe Paul Bowles en boca de Kit al comienzo de la historia, hay dos tipos de personas: los turistas, los que desde el momento en que llegan están pensando en regresar, y los viajeros, los que no saben si volverán.

Imprescindible (el libro).

Si has perdido la gracia de leer, la película puede servirte... un poco.

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