martes, noviembre 01, 2011

CELUI QUI DOIT MOURIR

Basada en la novela "Cristo de nuevo crucificado" del escritor griego Nicos Kazantzakis, "Celui qui doit mourir" sucede en la Grecia ocupada por los turcos a principios del pasado siglo XX.

Un grupo de refugiados encabezados por el padre Fotis (Jean Servais) llegan a un pequeño pueblo que se prepara para celebrar una representación anual de la pasión. La llegada de los forasteros, su necesidad imperiosa de encontrar alimento y cobijo, alterará la paz de la comunidad.

Las fuerzas vivas de la localidad encabezadas por el padre Grigoris (Fernand Ledoux) se opondrán a dar cualquier clase de ayuda a los recién llegados por temor a ser arrastrados a la pobreza y a la desgracia que los forasteros parecen traer consigo. Y esta actitud práctica del sacerdote chocará con su discurso de amor y caridad cristianas... que parece no regir para los forasteros

Un pastor iletrado y misántropo llamado Manolis (Pierre Vaneck) que ha sido elegido para desempeñar a Jesucristo en el drama de la pasión por el propio padre Grigoris se convertirá poco a poco en un trasunto de la figura del propio Cristo enfrentándose a todo lo que significa la actitud del padre Grigoris representando en este drama rural un papel similar al del personaje que le ha tocado representar.

Dirigida por el represaliado por el macartismo Jules Dassin con dinero francés, "Celui qui doit mourir" es una película extraordinaria de un director olvidado y que nunca defrauda cuando se le descubre.

Enraizada en el cristianismo social y en la sensibilidad revolucionaria, "Celui qui doit mourir" es un drama intenso que pone el acento en la solidaridad y el altruismo como decisión de vida, que recuerda que el corazón de la religiosidad cristiana no late de manera muy distinta al modo en que late el corazón del pensamiento revolucionario.

En los polvorientos paisajes de la Grecia rural se convierten en incomparable escenario para representar un nuevo capítulo del drama que enfrenta a las fuerzas de la luz contra las de la oscuridad. Y digan lo que digan no cabe la menor duda de parte de quién está en realidad ese Jesucristo con el que tanto cuentan, del que tanto hablan todas esas sombras que habitan el lado oscuro...

De existir, Jesucristo y su padre celestial, claro. Pero esa es otra historia.

Extraordinaria.