jueves, marzo 22, 2012

Me gustaría saber si en el extranjero se producen este tipo "pollos" alrededor de los árbitros.
Mis prejuicios en contra de mis compatriotas me llevan a pensar que no. Apuesto a que no. Así, y entre otras cosas, podría hacer con todas las de la ley el análisis que en cualquier caso voy a escribir.
En un país cuya cultura tercermundista se basa en el clientelismo y el nepotismo la presión sobre el árbitro es un síntoma de un modo esencial de hacer y concebir el estado de las cosas.
La victoria no está en manos del buen juego ni en el esfuerzo por ganar, ni siquiera en la suerte... La victoria está en manos de quién tiene la autoridad suficiente como para concederla.
Por eso el árbitro es tan importante.
¿Para qué esforzarse pudiendo conseguir que quién puede concederla nos la conceda?
Todas las lecturas son por tanto en clave de poder.
Y en este tipo de lecturas el árbitro no es un actor más, simplemente alguien que puede equivocarse tanto o más que los jugadores que la tiran fuera cuando se quedan solos o prefieren jugársela antes que devolver la pared al compañero que se queda solo.
El árbitro es la distancia más corta entre el deseo de victoria y la victoria misma.
Tonto el que crea y se esfuerce.
Los listos son siempre quienes mejor saben a quién pedir las cosas... porque las cosas no se consiguen. Siempre son de alguien que las da... O no, según le venga o convenga.


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