martes, agosto 28, 2012

Hell on wheels

Tiene su punto está serie producida por la cadena por cable AMC y ésto para el que escribe es más que suficiente.

Situada en la década de los sesentas del siglo XIX y tras el final de la Guerra de Secesión que enfrentó fraticidamente a Federales y Confederados por todo el Este de los Estados Unidos, "Hell on wheels" sucede en el instante histórico inmediatamente posterior: la expansión hacia el Oeste de la nueva nación pacificada a sangre y fuego.

"Hell on wheels" es el nombre que recibe el pueblo nómada que sirve de cabeza de puente para la construcción del ferrocarril que desde el Este lleva a cabo la Union Pacific con vistas a cruzar todo el continente. En este sentido el escenario es histórico. Nada más ni nada menos que el proyecto vertebrador de manera tanto simbólica como real de los Estados Unidos como nación.

Y dentro de este escenario "Hell on wheels" plantea su relato no demasiado excepcional desde un punto de vista narrativo, con sus buenos y malos de siempre, pero haciéndolo sobre dos planteamientos que al que escribe le resultan más que interesantes.

Por un lado, el contraste entre teoría y realidad. Es decir, la concepción teórica del proyecto de construcción del ferrocarril como proyecto que llevará la prosperidad y la civilización al interior del continente. Pero un proyecto que trae consigo la sombra bárbara del ser humano con todas las debilidades y flaquezas que le vienen de serie. Aspecto que resulta tanto inseparable como inevitable implicando que junto a la construcción siempre sucede en mayor o menor medida alguna destrucción que también resulta inevitable.

Por otro la visión de todo este ámbito generador desde el punto de vista de los verdaderos outsiders de toda esta historia: esclavos liberados, confederados derrotados, mujeres esforzadas e indios sorprendidos y en trance de ser masacrados. En este sentido, los dos principales protagonistas son un confederado y un esclavo liberado y a través de su mirada dolida y escéptica percibimos todo este proceso generador de un país en el que, y pese a todo lo sucedido, algunas cosas no han cambiado lo suficiente.

El resultado son diez capítulos que resultan entretenidos y que además están estupendamente rodados con un estilo profundo y nítido que recuerdan al estilo de fotografiar que Nestor Almendros adoptó para Terrence Malick en "Días del cielo".

Merece la pena ver "Hell on wheels"



Opening credits...



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