lunes, agosto 13, 2012

Teorema

No es una película fácil esta "Teorema" dirigida en 1968 por el controvertido y complejo Pier Paolo Pasolini.  

No se sabe bien cómo ni por qué, pero un desconocido, interpretado con silencioso  magnetismo por Terence Stamp, aparece literalmente en medio de una familia de la rica burguesía milanesa. Uno por uno, y empezando por la criada, irá apoderándose de cada uno de ellos, poseyéndolos utilizando lo sexual como llave que les permitirá acceder a aspectos que desconocían de si mismos .

El resultado será la subversión del orden apacible que los poseídos vivían tanto dentro de cada uno de ellos como en el nivel colectivo familiar.

La presencia de ese desconocido supondrá una rasgadura sobre la quebradiza superficie, estable, del yo de cada uno de ellos, permitiendo que aspectos inconscientes que forman parte de su apartada sombra salten sobre su desconcierto obligándoles a ser un ser completamente diferente al que pretendían ser.

Y todo esto sucede especialmente cuando el desconocido desaparece de la misma manera misteriosa y rápida con que llegó. Todos los miembros de la familia se encuentran repentinamente desposeídos del anterior orden y abandonados frente al propio caos produciéndose un proceso de descomposición en el que el grupo se disgrega buscando cada uno de ellos espacio para entenderse y ser.

Claramente deudora de la época sesentayochista revolucionaria en cuyo contexto nace, "Teorema" representa una suerte de autosacramental pagano e intelectualmente gore en el que se ejecuta la metonímica disolución del poder establecido respresentado por la familia burguesa que el visitante pulveriza. Y por si no fuera poco, el mecanismo por el que Pasolini ejecuta esa disolución procede de estilemas y pautas procedentes de los propios evangelios católicos.

En este sentido, el desconocido es una especie de mensajero con aires cristicos que saca de la equivocada certeza en que se encuentran a todos y cada uno de los miembros de la familia, subvirtiendo la calmada superficie apacible de su racionalidad y propiciando el acertado encuentro con la tempestuosa sombra de cada uno de ellos.

La sombra es un concepto del psicoanálisis junguiano que refiere a todos aquellos aspectos de la personalidad que son apartados por el individuo durante el proceso de socialización. Todos esos aspectos que también somos pero que apartamos buscando ser aceptados componen esa sombra que es el lado oscuro de nuestra identidad y que también somos nosotros.

La salvación que lleva a cabo ese ese Jesucristo silencioso tiene que ver con la recuperación de esos aspectos antitéticos que revientan la estructura familiar burguesa: la hermana y su amor por el padre, la madre y su entrega al sexo, el hijo y su amor por los hombres... convirtiendo a "Teorema" en una suerte de performance en el que se pone por obra el reventamiento de las costuras del orden establecido burgués.

El resultado es un caos compuesto de las diferentes busquedas que, privados definirtivamente de la presencia del desconocido, llevan a cabo todos y cada uno de los miembros de esa familia; una busqueda que se supone metáfora de el cambio social como proceso inacabado basado en una suerte de sinceridad difícil y compleja que nada tiene que ver con la ordenada mentira burguesa.

Utilizando el modelo hegeliano, Pasolini se queda en la antitesis, el cuestionamiento y la ruptura, y propone un método que supone la búsqueda de una sintesis entre las luces y las sombras de las que todos estamos hechos.

Y son muchos los prodigios que suceden como consecuencia de ese encuentro que no deja de ser una interminable búsqueda que el personaje del padre simboliza en un nada acomodaticio final.

Casi nada...

En cualquier caso, "Teorema" destila por todos sus poros una intención intelectualmente subversiva, que casi siempre se traducía en imágenes difíciles, y que siempre acompañó al incómodo cine de Pasolini.

No se si es la palabra adecuada, pero a mi me gusta, "Teorema". La encuentro sumamente estimulante como propuesta... un poco de subversión de la buena, de la de antes, con ideas auténticas, no nos vendría nada mal.



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