lunes, septiembre 24, 2012

Los amantes crucificados

Dirigida en 1954 por Kenji Mizoguchi, "Los amantes crucificados" es un drama sobre la fatalidad y el amor romántico en el que Mizoguchi encuentra espacio para que prendan los grandes temas que animan e inspiran su cuidadosa y sentida manera de hacer cine.

Por lo visto el texto es una obra teatral del siglo XVIII que cuenta la historia, bastante triste, de Osan y Mohei. Ella es la mujer de un acaudalado empresario para quién trabaja Mohei. Una serie de coincidencias, equívocos, fatalidades e intereses contrapuestos llevará a que ambos aparezcan ante los ojos de los demás como amantes. Esta situación les colocará fuera de la ley y de la respetabilidad social creando entre ellos un vinculo que terminará convirtiéndose en el amor que todos creen existe entre ellos.

En "Los amantes crucificados" el destino parece conspirar en contra de los protagonistas para unirlos en lo que termina siendo una desgracia a los ojos de los demás y una bendición para ambos. El amor romántico se une al destino para urdir uno de esos relatos de fatalidad que tanto gustaba a Mizoguchi filmar y de paso mostrar su concepción casi naturalista del mundo, un lugar cruel e inhóspito donde priman las búsqueda de la satisfacción de las necesidades más esenciales y las pasiones más inconfesables, un lugar que termina siempre devorando a sus personajes protagonistas que son portadores de un modo diferente y altruista de ver las cosas.

El cine de Mizoguchi es consistente la persistencia en mostrar esa decadencia de unos personajes que son eminentemente buenos y que sin embargo mantienen una grandeza especial y emocionante en su persistencia casi suicida por expresarse, por ser.

"Los amantes crucificados" es una nueva edición de esa temática, en mi opinión una obra cumbre del maestro japonés, que cuenta con el amor romántico como catalizador del drama.

De obligada visión.


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