lunes, agosto 12, 2013

To the wonder

Si en su maravillosa y fundamental "El árbol de la vida", Terrence Malick abría foco y desde el origen del tiempo se proponía mostrarnos el misterio y la belleza del ser humano, su constante lucha con sus propias contradicciones desde el nacimiento hasta la muerte y tanto consigo mismo como con los otros, en "To the wonder", Malick cierra ese mismo foco para poner énfasis en lo que de humano mostraba su película anterior.

La principal preocupación de Malick en "To the wonder" es mostrar a una serie de personajes enredados en el laberinto de sus propias contradicciones, enfrentados a la su necesidad de amar y ser amados, pero también al hecho incontrovertible de la levedad y finitud de ese sentimiento.

Por decirlo de manera corta, considero que en "To the wonder" Malick desarrolla la problemática dramática del personaje que en "El árbol de la vida" interpretaba Sean Penn, un personaje que conforme el proyecto fue avanzando vino perdiendo importancia en favor de un discurso más total y que el propio Penn denunció hablando de la progresiva pérdida de importancia de su papel.

En este sentido, y aunque la película en ciertos aspectos repite temas y situaciones que ya aparecían en "El árbol de la vida", la sensación que tengo es que "To the wonder" supone una corrección hacia el existencialismo y el nihilismo, un reconocimiento de la existencia de una inevitable oscuridad que acompaña al ser humano en su existencia, de manera general, y en su búsqueda de la verdad, de manera concreta.

El distanciamiento con respecto al hermano y al resto de la familia que el personaje de Penn representaba era consecuencia de la existencia de una oscuridad que es consustancial al ser humano.

Si "El árbol de la vida" era un relato luminoso en el que la oscuridad estaba presente, "To the wonder" es un relato oscuro en el que la luminosidad brilla precisamente por su constante posibilidad y también su conspicua ausencia.

Si en "El árbol de la vida" todo terminaba con un encuentro, "To the wonder" culmina con una búsqueda, con una incertidumbre que el espectador ya ha intuído como arrasadora en el modo en que los personajes que la protagonizan se relacionan entre si y con la realidad.

Personajes que no terminan de comunicarse bien, de entenderse bien en el mundo.

Personajes que parecen perdidos en un mundo que termina por resultarles siempre insatisfactorio y en el que ese encuentro con lo absoluto, con la completitud que demandan no termina nunca de llegar; convirtiéndose la vida en un proceso de búsqueda y espera en el que las decepciones se suceden una detrás de otra.

Entiendo que el personaje que interpreta Javier Bardem, el Padre Quintana, es clave para entender el sentido en que Malick pretende completar, quizá no corregir lo expresado en "El árbol de la vida". Y son claves estas palabras que pronuncia en un momento de la película:

"Deseamos vivir dentro de la seguridad de las leyes. Tememos la elección. Jesús insiste en la elección. Lo único que condena con toda firmeza es evitar la elección. Elegir es comprometerse. Y comprometerse implica asumir un riesgo, es correr el riesgo de fracaso, el riesgo del pecado, el riesgo de la traición. Pero Jesús puede hacer frente a todo eso. Nunca nos niega el perdón. El hombre que comete un error puede arrepentirse. Pero el hombre que duda, que no hace nada, que entierra su talento en la tierra,Jesús no puede hacer nada con él".

La posibilidad del fracaso y del error, del dolor existen oscureciendo todo ese epifánico panorama de encuentro con la verdad.

Y lo más curioso es que, con el perdón o no de la religión, ninguno de los personajes que protagonizan la película parece sentir aliviada la carga que sobre ellos ejercen los fracasos y errores, los cansancios y abatimientos que se acumulan sobre ellos como consecuencia de su diario vivir.

Probablemente alguien mas religioso que yo haría otra interpretación en este momento, una interpretación más positiva y en favor del perdón, pero en absoluto creo que esa teoría del perdón que el padre Quintana formula en medio de sus crisis de fé sirva para aliviar la práctica vital de los personajes que protagonizan "To the wonder".

Malick presenta así una visión menos luminosa de la vida, convirtiéndola en un viaje hacia lo maravilloso, de ahí el titulo de la película, pero no se permite presentar un discurso triunfalista sobre la existencia añadiendo la presencia del fracaso y del error, de la duda y de la incertidumbre como elemento también sustancial de ese viaje a la espera siempre de llegar a ese momento teórico de la iluminación.

Por si no nos había quedado claro en "El árbol de la vida", ese amor del que habla Malick, esa pura espiritualidad que nos une con todo, es algo que, como todo lo importante en esta vida, no puede comprarse en el supermercado... ni tampoco en una iglesia.

Y todo contado con esa manera tan poética de susurrar las historias que tiene el más espiritual de los directores norteamericanos.

Brillante.







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