domingo, septiembre 29, 2013

MATTER OF HEART

Dirigido en 1986, "Matter of heart" es un completo y estructurado viaje por el pensamiento de Carl Gustav Jung.

El documental repasa la vida y la obra del médico suizo utilizando el punto de vista de amigos, discipulos, colaboradores y analistas, personas todas que tuvieron trato personal con el genial pensador.

Y escribo pensador a conciencia porque, y para mi gusto, existe en Jung un corpus teórico, una manera de entender el sentido de las cosas, que va más allá de su psicología analítica profunda, aún participando y partiendo de ella.

Me explico...

Si algo queda claro a lo largo del documental es la obsesión que Jung sentía por unir y conciliar aspectos que en el proceso de evolución del ser humano habían quedado disociados y, cuya separación siempre conflictuante, la llegada de la modernidad sólo ha parecido acenturar de manera catastróficacon su obsesión por el racionalismo y el progreso científico-técnico .

En general, Jung propone un regreso a lo que él considera esencial dentro del ser humano y ese regreso sólo es posible mediante la reconciliación de aspectos que este mismo ser humano ha ido separando en su evolución como especie hacia la complejidad social.

Esos aspectos son en líneas generales tres.

Por un lado, la reconciliación de cada ser humano con, lo que él llama, su sombra y que no es otra cosa que todos los aspectos de su personalidad que cada individuo pasa a un segundo plano por necesidad de encajar dentro de un colectivo. Desde que el niño es socializado en la familia, aquel va dejando de lado aspectos que detecta pueden ser problemáticos para generar una relación funcional y estable con su entorno. Estos aspectos son olvidados y negados pero sin embargo no dejan nunca de formar parte del individuo, generando una energía psíquica que se las arregla para interferir en ese propósito de vida normal que busca por necesidades de supervivencia... después de todo somos seres sociales.

Por otro, la reconciliación de cada sexo con los aspectos del otro sexo que la psiquis encierra. Los hombres tienen un lado femenino que llama anima y las mujeres un lado masculino que llama animus y deben reconciliarse porque aportan la mitad que falta para hablar de un alma completa. Para Jung no somos hombres o mujeres, por encima de esa diferencia biológica o social somos anímicamente un todo consciente y vivo.

Y finalmente, el reencuentro del ser humano con los aspectos narrativos y simbólicos que la racionalidad científico-técnica ha obviado. Para Jung, como para los miembros de la Escuela de Frankfurt,lo científico-técnico o instrumental carece de un planteamiento finalista, que el ser humano necesita no sólo para entenderse si no también para entender. La necesidad del mito, cifrado en los diferentes arquetipos, es una necesidad esencial que el racionalismo con sus múltiples variaciones en absoluto cubre.

Estas separaciones generadas desde que el hombre es hombre en el lento proceso de generar organizaciones sociales traen consigo la contradicción de introducir eternamente una fuente de conflicto dentro de esos ordenes, porque para Jung el conflicto interior que no se resuelve no tarda nunca demasiado en manifestarse exteriormente.

En este sentido, Jung aboga por la obtención del orden social desde la psicología, desde el interior de cada individuo, apelando a una honestidad personal que no significa otra cosa que el esfuerzo que cada uno debe hacer para reconciliar lo que está separado.

Tal y como se dice en un momento del documental Jung se veia como un brujo africano que intentaba curar almas antes que cuerpos, personas antes que grupos, porque en el fondo lo colectivo está formado por individuos y seguramente una de las principales lecciones que terminaremos sacando del siglo XX es entenderlo como la fracasada apoteosis sangrienta de un proyecto de ingeniería social que quizá comenzase mucho antes de lo que imaginamos, seguramente con la primera contraposición entre razón y emoción.

Para Jung, el orden de los factores altera el producto: lo psicológico precede a lo sociológico.

El orden que se impone siempre termina siendo enfermizo.

El único verdadero es el que de manera intuitiva se comparte. El orden de las comunidades que, cuando existe, no percibe como orden sino como el fundamento de la vida misma, curiosamente el objetivo que todo orden busca.

Y quizá la principal conclusión que uno puede extraer proyectando la obra de Jung sobre nuestro presente y nuestro pasado es que la humanidad no ha sido inteligente, precisamente en su lento despliegue sobre el espacio y el tiempo, una de las cosas de las que curiosamente más presumimos los humanos en la inmensa soledad del espacio.




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