lunes, diciembre 02, 2013

Cloud Atlas

Por encima de todo, "Cloud Atlas" es un inmenso e intenso poema cinematográfico de casi tres horas de duración.

Basada en la novela homónima de David Mitchell, "Cloud Atlas" es un épico relato de la lucha del bien contra el mal que sucede en seis momentos en el pasado, presente y posible futuro de la historia del ser humano.

Mágicamente engarzadas las unas con las otras por el brillante trabajo de Tom Twykker y los hermanos Wachowsky, la película presenta un crescendo dramático en ese conflicto entre lo mejor del ser humano contra lo peor; lucha que, por momentos parece perdida, pero el esfuerzo de cada uno de esos seis conflictos va configurando un destino del que será difícil de sustraerse.

En este sentido, la historia me recuerda mucho a un poema de Angel González, uno de mis poetas favoritos.

El poema se llama "Para que yo me llame Angel González" y su narrador bien pudiera ser ese anciano Tom Hanks que parece presidir la historia como un maestro de ceremonias.

Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos.
La enloquecida fuerza del desaliento...

A mi entender nada como este poema para entender el sentido de la historia, un vigoroso y emocionante canto a aquello que de grupal y colectivo hay en el ser humano, asi como de ese eterno conflicto entre la bondad y la maldad, entre construcción y destrucción que también traemos con nosotros como especie siempre en conflicto.

La enloquecida fuerza del desaliento proyectándose incansable en el tiempo.

Adoro esta película.

Me susurra al oído muchas cosas preciosas.

Obra maestra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario