domingo, enero 19, 2014

El polvo del tiempo

No termina de convencerme "El polvo del tiempo".

Como en todo el cine de Angelopoulos tiene momentos hermosos, pero fundamentalmente se trata de una historia confusa sobre la que, y conforme se despliega pausada ante la mirada del espectador, el cineasta griego parece perder progresivamente el control narrativo.

Teniendo como centro las andanzas de un director de cine (Willem Dafoe) durante el último día del pasado siglo XX, "El polvo del tiempo" nos cuenta la historia de un triángulo amoroso y vivencial, el que componen Eleni (Irene Jacob), Spyros (Miche Piccoli) y Jacob (Bruno Ganz).

Ellos encarnan todo el sufrimiento que he generado el pasado siglo. Privados de patria, un concepto siempre importante en el cine de Angelopoulos, perseguidos por el nazismo y posteriormente represaliados por el comunismo, ellos tres resumen metonimicamente  a todos los humillados y ofendidos por la locura y la violencia.

Viejos y cansados, en el final del año 1999, son ese polvo del tiempo que el viento del nuevo siglo terminará por barrer.

Las peripecias de Eleni, Spyros y Jacob, sus idas y venidas, sus separaciones, sus encuentros y desencuentros componen una linea argumental que, en sucesivos flash backs progresivamente se incorpora el presente que protagoniza el director que es hijo de todo sufrimiento y que desesperadamente persigue a su desesperanzada hija por las calles de Berlin.

Y ese viaje de sufrimiento realizado por Eleni, Spyros y Jacob culmina por así decirlo tristemente en un presente en el que el director vive una vida solitaria y desestructurada en busca del amor perdido de su mujer y de su perdida hija Eleni.

En este sentido, el personaje de la hija, que también se llama Eleni, compone el corazón de esa segunda línea argumental, centrada en el presente y que muestra con negrura los frutos de todo ese sacrificio. Como si el sufrimiento sólo se transformase y no terminase nunca.

Asi, el sufrimiento de la niña Eleni, convertido en un fantasma mudo, melancólico y errante, se convierte en expresión de una suerte de derrota ante una tristeza de la que los tres protagonistas no han podido jamás librarse.

No obstante, y pese a su importancia como interpretante de la inutilidad de ese esfuerzo, Eleni es a mi entender uno de los puntos más flojos de la película, quedando su razón de existir demasiado al albur del espectador.

Hubiera necesitado Eleni alguna otra secuencia más, un poco más de recorrido, para adquirir desde el contenido el carácter crucial que desde el punto de vista formal tiene. Porque a mi entender es el interpretante que da sentido a la melancolía con la que Eleni, Spyros y Jacob revisan su pasado y su presente.

"El polvo del tiempo" flojea por ahí y también en el modo en que la historia va y viene del presente al pasado generando una sensación de caos que en nada beneficia a una cine tan pausado y poético como el de Angelopoulos.

En cualquier caso, y si uno aguanta el tipo a los defectos de esta historia claramente imperfecta, no tardará en encontrar esos momentos hondos e impagables que siempre ofrece el cine de Angelopoulos al espectador que sabe escucharlo y esperar.

"El polvo del tiempo" es un mal poema con unos cuantos versos y metáforas muy buenas.

No termina de estar a la altura de su ambiciosa propuesta: constituir un relato que enlace dos siglos desde la melancolía y la tristeza de un tiempo en el que el largo y esforzado trabajo de la esperanza no ha acabado de ofrecer apetecibles frutos.

La tristeza de la niña Eleni somatiza así un fracaso que Eleni, Spyros y Jacob no se atreven a nombrar ahogados en la nostalgia que les invade convertidos ya en ceniza, a punto de ser barridos por el viento.

Una lástima que sea decepcionante.



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