sábado, marzo 01, 2014

Homeland

Cómo son a veces los actores.

Como un elefante en una cacharrería Claire Danes, una de las estrellas de la serie, ha entrado a producir la tercera temporada, cuyo argumento sirve entre otras cosas para dar buena cuenta del resto de los personajes en que se había basado la trama.

No obstante, teniendo en cuenta que hay una cuarta temporada de camino y puestos a ser positivos, no me parece una mala idea convertir en cliffhanger lo que parece un "the end" con todas las de la ley.

Nada de subidón de adrenalina. Todo lo contrario: paz y culminación.

Ahora, "Homeland" puede ser cualquier cosa, incluso trece episodios de ecografías.

En cualquier caso, y una vez superado el ataque de pavor intelectual que me supuso escuchar a un muecín llamar a la oración en el centro de Caracas, Homeland nos vuelve a recuperar en su tercera temporada la cada vez más insostenible situación del Sargento Brody quién parece saltar de magnicidio en magnicidio con la soltura de un bailarín psicótico.

De hecho, y después de esta tercera temporada, que sucede entre Irán y Venezuela, a Brody ya sólo le queda Rusia para liarla.

Bromas aparte, para mi gusto, esta nueva propuesta de "Homeland" me ha resultado decepcionante.

La historia deja de poner énfasis en aspectos que me interesaban, especialmente en el misterio de un Brody que tiene un pie en el terreno de dos enemigos irreconciliables, y se centra más en la superficialidad de una trama de acción, mucho más sumaria y convencional, que pulveriza todos los matices que prometía "Homeland" en su primera temporada y media.

En este sentido, con su renuncia a mostrar el misterio que siempre es un agente doble en favor de argumentos más convencionales centrados en el personaje de Carrie Mathison, la serie se viene abajo de una manera decepcionante porque el corazón de la historia no eran los conflictos de Mathison sino éstos vistos a la luz del misterio de Brody.

Así, y de manera nefasta, los términos se invierten. Y en esta tercera temporada, "Homeland" consuma la quirúrgica amputación de lo más característico de su ADN, optando por convertirse en una serie más aprovechando la inercia de interés cosechado en anteriores temporadas.

Ya no es Brody quien conduce, desnaturalizado y convertido en un peón más dentro de un juego en el que Carrie, un estupendo personaje mientras intentaba procesar el misterio de Brody desde su debilidad emocional, se convierte en un personaje no tan interesante, no tan bueno, cuando no parece como la ven sus jefes de la CIA: directamente una caprichosa tocapelotas.

Todo ese juego ya no existe.

Al final, "Homeland" se banaliza, sacrificando el esfuerzo de continuar siendo diferencial por un acercamiento a las mayorías basado en la alineación dentro de las fórmulas sumarias y lugares comunes de los géneros.

Como digo, y tras este poco inteligente proceso de desnaturalización de la historia, Homeland ya no es la que fue, pudiendo ser en su cuarta cualquier cosa... algo que, y a tenor del final, parece ser el objetivo.

Decepcionante


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