domingo, marzo 09, 2014

Pather Panchali

Dirigida en 1955 por Satyajit Ray, Pather Panchali es una terrible y conmovedora historia sobre la pérdida de la inocencia en un mundo díficil en el que la suerte a veces escasea.

Se trata de la primera de una trilogía que Ray dirigió en torno a Apu, el hijo de menor de una familia de brahmanes venida a menos.

En "Pather Panchali" encontramos una situación difícil en el que el padre desaparece durante largos periodos de tiempo en busca de ese golpe de suerte que mejore la situación de los suyos, quedando la mujer a cargo de una situación complicada de deudas en la que tiene que lidiar con la infancia de sus hijos Apu y Durga.

En este sentido, la historia se despliega en la tensión entre el punto de vista realista, unas veces amargado, otras dolido y otras asustado, de la madre, que comprende lo complicado de la situación y la mirada de los dos hijos, que sólo quieren disfrutar de una vida que no se les aparece tan complicada y difícil como en realidad es.

Ese despliegue supondrá un transito para ambos desde la alegría de la infancia hasta la seriedad de la madurez, un camino en el que ambos perderán la sonrisa inicial cambiándola por una expresión de seriedad consecuencia de la gravedad de las cosas que están en juego.

La mirada del hijo, Apu, va abriéndose paso como protagonista por encima de la de su hermana, Durga, para mi el personaje más maravilloso de esta película llena de personajes maravillosos, cuyas acciones serán claves para la configuración del carácter de Apu.

Durga será ese campo de batalla entre realidad y deseo que el más joven Apu sólo intuirá, convirtiéndose en un conmovedor coadyuvante, por el efecto dramático que en sus propias carnes tendrá esa lucha, en la mencionada forja del carácter de Apu, especialmente con esa secuencia de la travesura bajo el Monzón que tendrá serías y terribles consecuencias para ella.

Y todo esto sucediendo en un entorno de imágenes mágicas y poderosas en blanco y negro que huelen a documental, a realidad, y en las que creemos estar viendo la magia de la vida misma, de una vida cotidiana en la que un europeo se reconoce en la mirada de un bengalí.

Imágenes puras que parecen ser pura transparencia que nos recuerdan la potencia real del cine como medio de expresión.

Obra maestra.


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