lunes, julio 07, 2014

El cuarto mandamiento

Dirigida en 1942, "El cuarto mandamiento" es el siguiente título que el genial y siempre controvertido Orson Welles dirigió tras "Ciudadano Kane", su arrolladora y magnífica aparición en la historia del cine.

"El cuarto mandamiento" también es el inicio de la caída en el malditismo de Welles quién con todo a su favor ya tuvo que ver cómo su versión de 131 minutos era cortada a una de 88 con la reescritura y rodaje por parte de la RKO de una escena final mucho más soportable que la que Welles había rodado.

Y si bien se nota que la versión de 88 minutos es unja ajustada y precisa condensación de la propuesta inicial de Welles, la película destila todo el talento que el director norteamericano tenía para contar historias con imágenes.

Si en "Ciudadano Kane" Welles contó con la sabiduría para fotografiar de Gregg Toland, algunos le llegan a considerar co-autor, en "El cuarto mandamiento" la responsabilidad de producir las imágenes recae sobre Stanley Cortez, otro grande de la fotografía con trabajos tan brillantes como "La noche del cazador".

Pero además está la voz en off de Welles narrando, el innovador y dinámico uso de las gruas y las dollys y, por encima de todo, la capacidad de Welles para manejar la profundidad de campo para componer planos de poderoso efecto dramático, que casi siempre hablan por sí solos.

La película se basa en una novela de Booth Tarkington, olvidado escritor de principios de siglo XX que ganó el premio Pulitzer en 1919 con este texto que el propio Welles adaptó para la radio con su Mercury Theatre.

La historia combina el melodrama romántico con la historia de dos familias que representan el ascenso y la decadencia dentro del poder económico: los Ambersons simbolizan el poder de una aristocracia basada en la tierra que entran en decadencia al mismo tiempo que crece el poder industrial de la familia Morgan centrado en la producción de automóviles.

Esto constituye el texto dentro del que sucede la historia de amor imposible entre Eugene Morgan (Joseph Cotten) e Isabel Amberson (Dolores Costello), primero Eugene es demasiado pobre y luego ya es demasiado tarde con la presencia de George (Tim Holt), el orgulloso y caprichoso hijo de Dolares que encarna lo peor de la decadencia de los Amberson.

Welles en estado puro y una buena historia.

Imprescindible.


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