jueves, agosto 27, 2015

I origins

No termina de convencerme "I origins" aunque reconozco que su planteamiento es más que interesante.

"I Origins" nos cuenta la historia de un científico, el doctor Ian Gray, a quién la investigación científica le llevará al encuentro con lo místico e inefable.

Este planteamiento tiene una base real.

Los avances en la física cuántica sitúan a muchos científicos en la frontera que separa lo que se puede contar (en todos los sentidos de la palabra) de aquello que no se puede contar, seguramente sentir y experimentar de una manera mística como intuiciones de totalidad.

Un buen ejemplo es el norteamericano David Bohm a quién sus investigaciones en física cuántica le llevaron a sentarse con el hindú Krishnamurti, pero hay más.

Sobre este planteamiento, el director Mike Cahill despliega una historia que no termina de interesarme demasiado, por demasiado obvia y previsible, pero que tiene algún momento muy bueno. Especialmente, el modo en que Gray encuentra la pista que le llevará a encontrar a la mujer de la que se ha enamorado.

Puro azar y jungiana sincronicidad magníficamente contado en una brillante sucesión de planos en el que los ojos de la mujer son el único punto de enlace.

Esta parte está muy bien, pero apenas son unos minutos dentro de un conjunto narrativo, como digo, bastante previsible en el que los ojos se presentan como una especie de documento espiritual de indentidad (DEI) del alma.

En los ojos hay una mirada que inexplicablemente recuerda cosas que en teoría están mucho más allá de esa mirada.

Buena idea, aunque no demasiado bien desarrollada.

No me voy a poner demasiado estupendo, pero como obra de ciencia ficción metafísica "I Origins" está demasiado lejos de grandes obras como "Solaris" de Andrei Tarkovski o "2001, una odisea del espacio".

En cualquier caso, una propuesta mucho más estimulante que cualquier programa de Tele 5.

Aceptable.

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