viernes, diciembre 25, 2015

House of cards

Los que seguíamos esta serie en sus dos primeras temporadas ya sabíamos que su protagonista, Francis Underwood, no era una buena persona pero en esta tercera temporada la verdad es que las cosas van demasiado lejos.

Y no tanto por lo que haga o deje deje de hacer, que también, sino por las personas que se ven afectadas por su ambición sin limites.

Porque tras un comienzo un tanto titubeante en el que confieso que me costó encadenar la visión de los capítulos, la serie entra aproximadamente en su mitad, específicamente con el primer capítulo que dirige RobinWright, en una vertiginosa rampa de lanzamiento que convierte en una más que recomendable adicción la visión de la tercera temporada de House of Cards.

La postulación de Underwood como candidato demócrata en contra de sus propios planteamientos unida a la contratación de un fascinante y enigmático escritor para la redacción de un libro que venda su programa de empleo son factores desencadenantes que llevan a la serie a una nueva dimensión.

Y no es una casualidad que ese capítulo dirigido por Robin Wright empiece con la renovación de los votos del matrimonio Underwood, porque a partir de ese momento todo va a ir dirigido al compromiso de algo que en anteriores temporadas era intocable: el sagrado vinculo de ambición y complicidad que mantenía unidos a los Underwood.

Proceso que queda en abierto para una más que inevitable y necesaria cuarta temporada con uno de los cliff hanger más potentes que recuerdo.... y no creas que se trata de explosiones, asesinatos  ni muertes.

Es todo más perverso y sutil.

Pura lucha por el control y el poder.

Ya está tardando la cuarta temporada y es una lastima que ese estupendo personaje del escritor que hace saltar todo por los aires no pueda escribirla.

Iimprescindible.


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