domingo, febrero 14, 2016

Penny Dreadful

Empieza mejor que termina esta segunda temporada de "Penny Dreadful", pero soy fan.

Me interesa la difícil vida de los monstruos y de eso hay mucho en esta serie que asienta sus reales en el romanticismo, la literatura gótica, el misterio victoriano y el sombrío terror que inspira lo diferente.

No olvidemos que el Romanticismo surge como reacción a la Ilustración y el Neoclasicismo, como respuesta al excesivo énfasis puesto en la razón reivindicando los aspectos sombríos que precisamente la razón metaforizada en luz muestra con dificultad o directamente no puede mostrar.

El Romanticismo empieza en lo emocional, en los sentimientos para terminar en lo irracional.

Frente al canon, el conjunto de reglas que desde la razón codifican la belleza, el Romanticismo reivindica la libertad absoluta y lo diferentes conceptos de belleza como consecuencia de la exploración exhaustiva de la individualidad.

La culminación es el héroe byroniano, condenado a la soledad como consecuencia de la reivindicación de la propia diferencia, condenado también a la tragedia porque la sociedad precisa del canon, de la codificación, de la media aritmética para existir.

Así, la diferencia deviene en una suerte de monstruosidad que convierte a quién la muestra en un descastado.

Y la materialización de ese sentimiento trágico de la existencia que llevan consigo los héroes románticos se produce en la literatura gótica, en el terror, donde los monstruos encarnan de manera radical esa trágica diferencia que convierte a los héroes románticos en una suerte de superhombre nieztscheano.

"Penny Dreadful" nos habla de esos monstruos, de la necesaria tensión que acompaña su existir y quizá lo más interesante que presenta es la proyección transversal de ese malditismo a lo largo de una trama relativamente previsible.

En este sentido, los tres o cuatro primeros capítulos, especialmente el tercero que cuenta la historia de Vanessa Ives, magníficos en la presentación de una trama llena de aspectos inquietantes e inefables, generan unas expectativas que desgraciadamente la serie no resuelve demasiado bien, entrando en fases de meseta en que se dedica demasiado espacio y tiempo al modo en que las brujas cercan a Miss Ives pareciendo que por en medio la narración está un poco estirada.

En cualquier caso, y como he escrito al principio, soy fan.

Ya está tardando en llegar la tercera temporada.

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