sábado, mayo 21, 2016

El olivo

No da puntadas sin hilo Paul Laverty escogiendo el olivo como elemento en torno al que construir una historia ambiciosa pese a su aparente modestia.

Porque lo que en "El olivo" se ventila es una reflexión sobre el fracaso y la posibilidad de ilusión de la izquierda en esta dura época de victoria rotunda y arrasadora del neoliberalismo.

Y empezaré diciendo que el olivo no es un árbol cualquiera.

La paloma que Noe envió buscando tierra después del diluvio regresó llevando en su pico la esperanza expresada por una rama de olivo.

Pero, y además de expresar de manera milenaria la posibilidad de la esperanza y la vida, el olivo es un árbol que entiende aquellas a través del tiempo.

No se trata de un árbol que de sus frutos inmediatamente.

Un olivo puede tardar 30 o 40 años en alcanzar su madurez productiva y por lo tanto expresa en sí mismo la necesidad y la importancia del trabajo y el esfuerzo para que las cosas cristalicen, para construir.

No en vano, y durante las Guerras del Peloponeso, los persas practicaban política de tierra quemada en su retirada arrancando y talando estos árboles sobre los que las polis griegas basaban su sustento.

Arrancar un olivo supone arrancar pasado, pero también arrancar futuro porque no se reemplaza de un día para otro,

En este sentido, no hay nada más opuesto a nuestra consumista manera de ser que un olivo quién a su vez representa la incómoda obstinación de las cosas esenciales por requerir tiempo y esfuerzo de nosotros.

Sobre todo esto, sobre el olivo,  Laverty construye una historia de desposesión en la que un milenario olivo valenciano termina adornando el hall de una empresa del norte.

Y este planteamiento recoge en sí mismo un proceso de desposesión y derrota que resulta inevitable para Alma, su protagonista, cuya memoria sentimental e infantil se encuentra indeleblemente asociada a ese árbol y también  a su abuelo, un campesino que en el final de su vida no puede evitar que esa perdida le rompa el corazón.

La película nos cuenta el enloquecido esfuerzo que Alma lleva a cabo por recuperar ese árbol para su abuelo, pero también la radical imposibilidad de conseguirlo enfrentándola a las limitaciones de su deseo dentro de una realidad que ya pertenece a otros, los que han comprado el olivo y con él todo lo que significa, el esfuerzo de generaciones y generaciones de campesinos

Sabiamente, Laverty enfrenta a la inevitabilidad de un fracaso, a la imposibilidad de pensar las cosas como siempre se han pensado, a la necesidad de reinventar la esperanza para los que buscan un mundo mejor una vez que la suerte está echada.

Si pensabas que Alma podría recuperar el árbol asi porque sí, porque ella lo quiere y es lo justo eres de la vieja izquierda y vives en un mundo que ya no existe.

Ya es demasiado tarde para cambiar las cosas como siempre han intentado cambiarse,el que la causa sea justa y uno quiera ya no es suficiente.

De semejante nivel es la carga de profundidad que Laverty lanza a quien quiera escucharle.

Hay que volver a empezar.

Dejar ir el viejo olivo y plantar uno nuevo.

Brillante.



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