La venganza de los Sith
Sin ofrecer ningún alarde dramático ni intelectual.
Situándose en la corrección argumental de una intriga que bordea lo convencional, "La venganza de los Sith" pone un más que digno colofón a veinticinco años de historia galáctica.
Con habilidad del guionista todoterreno que ya ha contado un millón de historias, Lucas termina su película dejando situadas en el tablón argumental de esta saga galáctica los asuntos y los personajes de forma que la jugada iniciada allá en 1978 pueda volver a ser iniciada.
Quizá, esta sea una de las grandes virtudes de la película.
De forma ordenada y concertada, evitando caer en misma confusión en que la República se está sumiendo, los acontecimientos y los personajes devienen de forma natural hacia un comienzo narrado un cuarto de siglo atrás.
Desde un punto de vista narrativo-cinematográfico "La venganza de los Sith" se muestra al espectador como un perfecto y espectacular engranaje dramático relatado con la precisión quirúrgica de un experto relojero. Nada sobra y nada falta mientras la historia avanza firme, segura y también (¿por qué no?) llena de interés hacia el previsto final.
Un final que, sin embargo y aunque esperado por todos, en ningún momento resulta previsible, sino que, simplemente, sucede con la naturalidad de lo inevitable ante los ojos fascinados de la mayoría de los espectadores.
Mis respetos -una vez más- para ese hombre de cine llamado George Lucas.
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