sábado, junio 18, 2005

KARMONA

El futbolista Karmona se retira del futbol activo a los 37 años.
Su equipo, el Eibar, ha luchado por el ascenso hasta la última jornada.
Finalmente, los rivales han cumplido con su parte. Han ganado sus partidos copando los dos puestos restantes de ascenso.

El Eibar es un equipo modesto.
Su prEsupuesto seguramente no alcanza a pagar el sueldo de alguna de las grandes estrellas de la Primera División.
No obstante, ha estado a punto de ascender.
Incluso llegó a acariciar el imposible sueño del ascenso cuando uno de sus delanteros marcó el gol que les puso en primera y por delante en el marcador. Mas tarde, la suerte se mostró esquiva. El empate del equipo visitante (de penalty y con expulsión del propio Karmona) y las victorias de los equipos rivales devolvió al equipo a su realidad de segunda división.

Al finalizar el partido, los jugadores estaban desolados. Karmona, en el túnel de vestuarios, quizá el que más.
Se retiraban cabizbajos, con la lágrima asomándoles en la perdida mirada, al vestuario.
Enseguida comenzaron a ser rodeados por personas, jóvenes y mayores de su propia afición. Esas personas les abrazaban, les besaban, les consolaban demostrándoles su afecto y su agradecimiento.

Karmona era el futbolista que más gentío congregaba a su alrededor.
Un futbolista honrado, sin grandes dotes técnicas, que jamás jugó en un gran equipo, pero que siempre lo dió todo por los colores de los equipos para los que jugó. Uno más entre tantos, sacado de la oscuridad del túnel y devuelto a la verde luz del cesped.
Paseado a hombros por los que todavía son los suyos.
Conducido en una triunfal vuelta al campo, por un gentío que quizá congregara las doscientas personas.

La cámara enfoca al jugador.
Las emociones se lo tragan vivo.

El comentarista con voz fría comenta.
Sobre un plano medio del jugador casi entregado al llanto, dice que el futbolista seguramente habría soñado la noche anterior con otra forma mejor de despedirse.
Nada pasa.
Ningún rayo divino fulmina la estúpidez reptante de su voz.
Después de todo, y en su último partido, Karmona no ha conseguido el ascenso.

Uno de los dos no ha entendido nada.
Seguramente yo.

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