"Los déficit, tanto internos como externos, no pueden seguir creciendo descontroladamente por un tiempo indefinido, y la habilidad y voluntad de otros, primariamente de Asia, para financiarlos, al ritmo de u$s 2.300 millones por día a tasas corrientes, no es inagotable. Cualquier otro país en el mundo que exhibiera las condiciones macroeconómicas de la economía estadounidense estaría sujeto a una despiadada austeridad y a mecanismos de ajuste estructural del FMI. Pero, como lo remarca Gowan: “la capacidad de Washington de manipular el precio del dólar y de explotar el dominio financiero internacional de Wall Street permitió a las autoridades estadounidenses evitar lo que otros estados se vieron obligados a hacer: vigilar la balanza de pagos; ajustar la economía doméstica para asegurar altos niveles de ahorros e inversiones internas; vigilar los niveles de endeudamiento público y privado; asegurar un sistema interno de intermediación financiera para asegurar el fuerte desarrollo del sector productivo interno ”La economía estadounidense ha tenido una “ruta de escape de todas estas tareas” y como resultado se ha vuelto “profundamente distorsionada e inestable”"
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