domingo, junio 07, 2009

LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES

El planteamiento de la historia es de corte bastante clásico dentro del genero negro. Los casos de Phillip Marlowe o Sam Spade siempre eran así. La investigación sobre un asesinato, un robo o una desaparición se convertían en inesperada puerta de entrada a una sala llena de espejos donde la verdad brillaba por su ausencia, convertida en mentira de tanto reflejarse a si misma.

El descubrimiento de una verdad se llevaba unas cuantas mentiras por medio, unas mentiras cuya naturaleza resultaba insospechada y cuya existencia convertía a la realidad en una peligrosa zona de arenas movedizas en la que el héroe ya no podía estar seguro de nada. Esa duda llevaba al escepticismo cínico, a las réplicas brillantes de Marlowe por ejemplo, y de esa decepción brotaba la personalidad atractiva del antihéroe continuamente enfrentado a un mundo que por su propia naturaleza jamás podía mostrar su verdadera cara, continuamente obligado a hacer el tránsito desde la leyenda publicada hasta la mísera realidad de cada día.

En este aspecto, "Los hombres que no amaban a las mujeres" es una perfecta muestra del género negro. Casi todo el mundo conoce ya la historia. El trabajo de resolución de un misterio que lleva treinte años sin resolver implicará la salida a la luz de todos los secretos y miserias de una familia de la muy alta burguesía sueca.

Nunca es oro todo lo que reluce y en este sentido el investigador se convierte en una suerte de agente revolucionario que compromete el precario entramado de verdades y mentiras que contituye la realidad que todos aceptan como tal. Sumado a su evidente condición, el crimen se convierte en una catarsis cuyo agente activo y desencadenante es el investigador con su casi patológico interés por descubrir la verdad. Un interés que le convierte en un outsider dentro de un mundo donde la mentira como forma de vida o entorno de existencia es también una realidad necesaria para seguir existiendo.

La resolución del crimen levanta alfombras, abre ventanas, descoloca y desordena, arroja luz sobre una oscuridad en la que anidan secretos, mentiras, misterios y otros crimenes que se mantienen ignotos y perfectos tras una intachable fachada de respetabilidad.

En este sentido, la historia que nos cuenta la película resulta perfecta, modélica dentro de las claves del género. Mantiene el interés hasta el final con una trama que no resulta por completo predecible, que sorprende.

No obstante, lo más atractivo que para mi tiene la historia es la pareja protagonista y la historia de amor que poco a poco surge entre ellos. Una historia bastante heterodoxa en cuanto a formas, fondos y términos.

No me gustan las historias de amor. La pornografía zafia de todos esos personajes que han nacido para enamorarse como oficinistas y modistillas. Por el contrario, me encanta el erotismo de las historias en que el amor sorprende a los personajes haciendo cualquier otra cosa, viviendo una aventura en la que el amor en un principio no tiene cabida, que incluso les sorprende, y en este sentido "Los hombres que no amaban a las mujeres" es una de esas historias que me gustan.

Es una película de género. No es una obra maestra. Pero estoy convencido de que siempre que uno decida verla la disfrutará hasta el último momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario